Rafael Sanzio

El menor de los tres grandes maestros del Renacimiento italiano, Raffaello Sanzio naci� en Urbino en 1483 y falleci� en 1520, a la edad de treinta y siete a�os. A pesar de su corta existencia, fue considerado por sus contempor�neos en el mismo nivel de excelencia art�stica que Leonardo y Miguel �ngel, mayores que �l en treinta y uno y ocho a�os respectivamente. En la actualidad, la cr�tica de arte lo valora no tanto por la originalidad de sus obras, que delatan la influencia de ambos genios y de otros grandes artistas de la �poca, sino por la ductilidad de su talento, capaz de integrar en su obra todas esas influencias, en una perfecta y equilibrada s�ntesis, que sirvi� de modelo inspirador para muchos pintores posteriores hasta el siglo XIX.

Rafael Sanzio
Desposorios de la Virgen

1504
�leo sobre tabla; 170 x 117 cm

Se form� y adquiri� el oficio en el taller de Pinturicchio y, posteriormente, en el de Perugino, en la ciudad de Perugia, donde residi� desde 1499 hasta 1504 en que se traslada a Florencia. Es reconocido como maestro a partir de 1500 en que comienza a contratar sus primeros trabajos. De esta �poca es Desposorios de la Virgen, realizada para la iglesia de San Francisco en Citt� di Castello. Ya en Florencia, donde esperaba recibir importantes encargos, incorpora a su obra aspectos y t�cnicas aprendidas de Signorelli, Fra Bartolomeo y, especialmente, el claroscuro y el sfumato de Leonardo. En esos a�os en Florencia, Miguel �ngel trabajaba en el David y, junto con Leonardo, decoraban con sendos frescos la Sala del Consejo del Ayuntamiento. Rafael permanece en Florencia cuatro a�os y, a pesar que los grandes encargos que esperaba no se concretan, realiza una parte muy importante de su obra pict�rica.

De esta �poca son: una peque�a tabla de San Jorge y el drag�n, donde despliega un nuevo dinamismo en la composici�n; una notable serie de retratos como el de Agnolo Doni y el llamado La muda, un retrato de mujer considerado como unos de los rostros m�s expresivos pintados en el renacimiento; y una admirable serie de Madonnas de serena belleza, vivo y luminoso colorido con claros paisajes como fondo. La primera de estas madonas, y probablemente de las m�s conocidas por haber sido incansablemente reproducida en estampas, es la Madonna del Granduca cuya aparente sencillez es el resultado de una realizaci�n profundamente meditada, concebida con esmero e inmensa sabidur�a art�stica. Ha servido de modelo de perfecci�n a generaciones de artistas sin que nadie pudiera igualarla. «La manera del modelado del rostro de la Virgen fundi�ndose con la sombra, la manera de hacernos sentir Rafael el voluman del cuerpo envuelto airosamente en el manto que cae con soltura desde los hombros, la firmeza y ternura con que ella sostiene al Cristo ni�o, todo contribuye a producir una sensaci�n de equilibrio perfecto.» (E.H. Gombrich; op. cit.)

Rafael Sanzio
Madonna del Granduca

1505
�leo sobre tabla; 84 x 55 cm

Otras obras de esta serie son "La Virgen del jilguero", "La bella jardinera", la "Sagrada Familia con Santa Isabel y San Juan", (tambi�n llamada Madonna Canigiani) y la "Sagrada Familia del cordero". En ellas el clasicismo de Rafael llega a su m�xima expresi�n, en equilibradas composiciones triangulares que recuerdan a Leonardo, y que est�n llenas de una gracia natural, serena y plenas de vitalidad.

Rafael Sanzio
Virgen del Jilguero

1507
�leo sobre tabla; 107 x 77 cm

Rafael Sanzio
Sagrada Familia con Santa Isabel y San Juan

1507
�leo sobre tabla; 132 x 98 cm


Rafael Sanzio
La Virgen, el Ni�o y San Juan Bautista
(llamada La bella jardinera)

1507
�leo sobre tabla; 122 x 80 cm

A instancias de su amigo Bramante, Rafael es llamado a Roma por el papa Julio II en 1508; en ese momento, Bramante dirig�a las obras de la nueva bas�lica de San Pedro y Miguel �ngel iniciaba los frescos del cielorraso de la Capilla Sixtina. El papa le encarga entonces la decoraci�n de varias salas de sus aposentos privados, las que ser�n conocidas como las stanze, las "Estancias Vaticanas". En ellas Rafael demostr� su maestr�a en la perfecci�n del dibujo y la arm�nica composici�n de vastas escenas con multitud de personajes en movimiento. En cada una de ellas pint� una serie de frescos en las paredes y el cielorraso. Es dificil hacerse una idea clara de la magnitud de su obra a trav�s de fotograf�as y reproducciones; es necesario pasar alg�n tiempo en las salas para llegar a apreciar la armon�a y variedad del plan de conjunto y sentir en su verdadera magnitud la imponencia de esos frescos semicirculares de m�s de siete metros de di�metro.

Rafael Sanzio
Estancia de la Signatura
Vista general hacia "La escuela de Atenas"

1508 - 1511


Rafael Sanzio
La escuela de Atenas
Estancia de la Signatura

1509 - 1510; 770 cm de ancho en la base.

Rafael Sanzio
El parnaso
Estancia de la Signatura

1509 - 1510; 660 cm de ancho en la base.


Rafael Sanzio
La expulsi�n de Heliodoro del Templo
Estancia de Heliodoro

1511 - 1512; 750 cm de ancho en la base.

Rafael Sanzio
La liberaci�n de San Pedro
Estancia de Heliodoro

1514; 660 cm de ancho en la base.

Entre 1508 y 1514 estuvo Rafael pintando los frescos de las Estancias Vaticanas, la "de la Signatura", as� llamada por firmar el papa en ella los dict�menes de gracia, la conocida como "de Heliodoro", por el tema de uno de sus frescos y una tercera, que no lleg� a completar enteramente, llamada "del Incendio del Borgo", tambi�n por el tema del fresco pintado por Rafael, basado en un episodio de la vida del papa Le�n IV. Mientras ejecutaba estos trabajos, Rafael atend�a numerosos encargos de obras, lo cual le determina la necesidad de mantener un amplio taller con numerosos ayudantes y disc�pulos que trabajaban siguiendo los bocetos y directivas del maestro. Estos pintar�n, ya fallecido Rafael, una cuarta estancia, entre 1520 y 1524, conocida como "Estancia de Constantino", pues en tres grandes frescos se desarrollan escenas de la vida del emperador romano Constantino, quien se convirtiera al cristianismo y que reconociera el funcionamiento de la Iglesia dentro del Imperio en el Edicto de Mil�n, en el a�o 313, poniendo fin a las sanguinarias persecuciones que sus antecesores en el trono hab�an desatado contra los cristianos. Uno de estos disc�pulos fue el pintor y arquitecto Giulio Romano, que llegar� a ser un importante artista de esta �ltima etapa del Renacimiento, denominada en la historia del arte como "manierismo" y del que algunas de sus caracter�sticas est�n ya presentes en las �ltimas obras de Rafael.

Menos conocida es su actuaci�n como arquitecto. Amigo personal de Bramante, a la muerte de �ste es puesto por el Papa al frente de la construcci�n de la bas�lica de San Pedro del Vaticano, continuando las obras hasta su fallecimiento en 1520. Propuso algunos cambios al proyecto, que no fueron realizados. Tambi�n fue nombrado "Conservador de las antig�edades romanas". Otras de sus obras arquitect�nicas fueron: la Capilla funeraria para Agostino Chigi en Santa Maria del Popolo, Roma (1512); las caballerizas de la Villa Farnesina, Roma (1512 - 1514), en la que tambi�n pintara en 1511 un fresco con tema mitol�gico, "Triunfo de Galatea", y posteriormente, decoraciones con la misma tem�tica en otras galer�as de la villa; el Palacio de Jacopo da Brescia, Roma (1515); la peque�a iglesia del gremio de los orfebres, San Eligio degli Orefici, Roma (1515); el dise�o del Palacio Pandolfini, Florencia (1516), ejecutado por Giovanni Francesco y Aristotile da Sangallo; y finalmente, la Villa Madama, Roma (1517 � 1520; que no lleg� a terminarse), realizada para el Cardenal Giulio de M�dicis, futuro papa Clemente VII.

Rafael Sanzio
Triunfo de Galatea

1511
Fresco, Villa Farnesina, Roma; 295 x 225 cm

En estos �ltimos a�os de su vida, a la par de su labor como arquitecto, contin�a atendiendo diversos encargos de pinturas e, incluso, cartones para tapices como los diez que el papa Le�n X le encargara a fines de 1514 para ser tejidos en Bruselas, con destino al z�calo de la Capilla Sixtina. Los tapices, tejidos varias veces, se pueden contemplar en varias colecciones, mientras que los cartones se conservan en el Museo Victoria y Alberto, de Londres. En el apogeo de su fama y prestigio, admirado y requerido por los principales mecenas de comienzos del siglo XVI, la muerte lo sorprende un 6 de abril de 1520, cuando estaba en la plenitud de su talento creativo.



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