El
Maestro: La
Paz del Señor es con todos vosotros.
PUBLICO: Y con Tu Espíritu.
El
Maestro: Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado Concebida.
El
Maestro:
"¿Quiénes son para juzgar
el acto de un hermano?"
"¿Acaso son ellos Dios?"
De la misma forma en que juzgárais a vuestros hermanos, de la misma
forma así seréis juzgados. "¿Quiénes sois para señalar el pecado de un hermano?" "¿Acaso
sois Dios?"
Lo que hiciérais en vuestro mundo, se os recojerá para penar o
gratificarlo así.
"¿Quiénes sois para criticar el acto de
un hermano?" "¿Sois
Dios?"
"¿Acaso lo véis todo?”
¡Cuántos errores cometeréis hijos míos!
Y qué ciegos seguiréis una
y otra vez, y aunque oigáis lo que oigáis, haréis todo a la imagen que
vosotros queréis, y se os diga lo que se os diga, siempre haréis lo
más conveniente para vosotros. Hijos míos:
El día cuatro de abril vuestras lágrimas regarán este lugar. Si sois fuertes, habréis comprendido todo
cuanto ya habréis oido, si sois debiles, decaeréis y perderéis la Fé
en Dios. El día cuatro de Abril es el último día
que mi voz se oye sobre este lugar. Y vosotros os preguntaréis que
¿Porqué?
Porque así lo estima la voluntad de Dios, y así se
cumple. Porque durante mucho tiempo,
escuchásteis
mensajes que fueron tesoros, y los
guardásteis con ahinco para vosotros, y no
cumplísteis. Ahora deberéis de cumplir todo cuanto oísteis..., pues
solamente os dejaré de este lugar la pequeña ermita y la IMAGEN
de mi Madre, dentro de ella será para
vosotros.
Este lugar permanecerá una hora abierto, de cuatro a cinco de la
tarde. No se rezará en este lugar el Santo Rosario a voz en grito,
como hasta hoy se hizo. Cada cual durante esa hora, podrá visitar su
ermita y orar lo que estime. De todo ello también os aparto el agua,
en la cual tuvísteis tanta fé.
¿Qué os puede dar un agua, hijos míos?, ¿la salud...?
¿No es más importante el alma?
Muchos
habréis visto la curación por medio de la oración. El agua fué un
medio, y muchos ya no volverán, porque no tendrán su agua.
Y otros empezarán a
levantar testimonios, pues ya lo hacen.
Que digan todo lo contrario a cuanto hoy Yo digo. No sintáis dolor
ni pena, hijos míos: Este joven deberá ser como los demás,
indistintamente. ¡Cuidado!, digo indistintamente. No estará en este
lugar, ni en la ciudad que lo vió crecer, ¡no! Deberá marchar, será como los
demás, pero indistintamente.
El lugar donde él esté, solamente les
será permitido saberlo a aquéllos que le aman puramente. Pocos son. Pero vosotros sed fuertes, pues él lo ha tenido todo y siempre lo
tendrá. ¡Sí, hijos míos! Hasta hoy Yo en la tierra, le he
dado su consuelo; consuelo hay en la tierra, y allá ya lo tiene.
¡Sí
hijos míos! Todo os parecerá extraño, pero así ha de ser, y más: Es. El ya no nos verá a partir del día cuatro de Abril, pues siempre
sabrá que siempre estaremos con él y sus decisiones serán aceptadas.
No lo dudéis, porque Yo sé que tú no lo dudas. Todo cuanto oís, os seguirá
pareciendo extraño, ¡no lo es! Sed fuertes y si hay algo que quiero
que cumpláis con más ahinco que nunca, es: "Que
os améis los unos a los otros como Yo os he amado".
No temáis, porque Yo os aseguro hijos míos, que indistintamente
estaréis orando en vuestras casas y habrá alguien
que toque vuestra puerta, para compartir oración con vosotros. Yo os lo aseguro y así se cumplirá.
Sed fuertes hijos míos, ya que este Domingo, es el último Domingo
que habrá BENDICIÓN ESPECIAL. Demostratásteis ser obedientes durante
un tiempo, pero hay muchos que ocultaron detrás de la obediencia, una apariencia extraña, que a vosotros os pudieron engañar, pero no a Mí.
Y es más, aún a tí hijo mío, hoy en día, intentan
engañarte, pero a Mí no me engañan. ¡Pobres almas! Hijos míos, sed
fuertes. Se os repite hijos míos: ”Que seáis fuertes y que vuestra
Fé no decaiga..” ¡Pedidme, hijos míos!
(El público pide, pero no se entiende lo que dice.)
El
Maestro:
Durante doce años próximos os he dado a comer de mi
manjar hijos míos..., os he dado la Luz a aquéllos que estábais
ciegos. Os he dado a conocer la verdad a aquéllos que estábais en lo
incierto. Muchos después de tanto tiempo, volvísteis a Mí,
estábais apartados y Yo os acogí. Nunca os despreciaré hijos míos,
porque os amo. Pero os importa más vuestro cuerpo
aún.
«Cuando
lleguéis hasta el Padre, no tendréis que darle cuenta de los dolores sino
de vuestras obras.»
¿Qué le presentaréis
entonces? ¿Preocupaciones físicas., humanas, materiales, u obras?
¡Pobres hijos míos...! En tanto tiempo tuvísteis para aprender y desperdiciásteis el
tiempo ofrecido.
¡Ay, hijos míos! Sed fuertes, se os repite. Pedid
hijos míos.
PUBLICO: (El público pide, no se entiende.)
El
Maestro: Seguid
pidiendo hijos míos.
PUBLICO: (El público pide.)
El
Maestro: ”Este mundo..., ¡ay, este mundo hijos míos! El mundo en el
que radica la voluntad del más fuerte. En la que creéis palabras de
hombres que se llaman dioses..., "¿qué vísteis? ¿Qué hicísteis...?"
¡Cuánto
se os preguntará en ese Juicio! ¡Levantad los objetos hijos míos!
Con todo mi amor, todo lo que alzáis ante el Cielo, bajo la mirada de
vuestro amado Padre, queda bendito:
Padre Eterno: En
Mi Nombre.
El
Maestro: En
el Mío.
La Madre: Y con la
Luz de mi amado Esposo el Espíritu Santo...
El
Maestro: Ya
está bendecido.
PUBLICO: Gracias Maestro.
El
Maestro:
Hoy,
hijos míos, bendigo vuestras almas, para que sepáis caminar por los
senderos que durante tanto tiempo os ofrecí y renegásteis a ellos. Sed
fuertes, se os repite. Bendigo vuestras almas con todo mi amor, y lo
hago así:
Padre Eterno: En
mi Nombre.
El
Maestro: En
el Mío.
La Madre: Y con la
Luz de mi amado Esposo el Espíritu Santo...
El
Maestro: Vuestras
almas ya están bendecidas.
PUBLICO: Gracias Maestro.
El
Maestro: Mi
voz dejará de oirse sobre este lugar el día cuatro de Abril.
Y tú recuerda hijo mío: ”Deberás salir de tu ciudad, ser uno como
ellos, y salir también de la casa donde te criaste.”
Cumple mi
voluntad, porque conmigo te hiciste un hombre hijo mío, y debes
demostrarlo. Hijos míos:
«Aceptad todo
cuanto se os dice, y recordad que cuando entréis en el templo, lo hagáis
con respeto, cuando toméis mi Cuerpo, hacedlo de rodillas.»
Y cumplid. Cumplid
y sed fuertes, se os repite. Volveré.
Y recuerda hijo mío, que sobre la tierra,
también te ofrezco consuelo, porque Yo soy quien elige para tí, no los
hombres. Y recuerda hijo mío: ”Si
hay algo de lo que te privé, fué porque no te correspondió, pero amad
y corresponded.”
Yo soy quien priva de lo que da, aunque
muchos no lo creáis, ¿verdad, hija mía? Cumplid. Adiós hijos
míos.
PUBLICO: Adiós Maestro.
Padre Eterno:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
La Madre:
Sed fuertes hijos míos, y recordad que el día cuatro de Abril, será un día
muy especial aún así, y que vuestras lágrimas regarán este lugar.
Adiós hijos míos.
PUBLICO: Adiós Madre.
El
Hermano:
Que la Paz del Señor quede así con vosotros.
PUBLICO: Y con Tu Espíritu Hermano.
El
Hermano:
Volveremos. Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado Concebida.
El
Hermano:
Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.__
|