La Madre:
La Paz del Señor es con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.La Madre:
Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
La Madre:
Aquéllos que en la tierra dijeron ser perfectos
también fueron tentados, y la tentación les venció. Entró en ellos en
el momento de debilidad y no supieron recurrir a su Gran Maestro, ni a
su Padre Celestial, y la duda embargó su alma y sus sentimientos, e
hicieron de ellos pluma que lleva el viento. Más
aún:
"Quisieron volver hacia Dios, y Dios lo permitió, pero ellos se
dejaron arrastrar de nuevo por la duda y no volvieron a encontrar el
camino de vuelta a casa."
Hijos míos: En esta tierra no estáis sólos, pues hay alguien más
allá que se preocupa de vosotros, y se ocupa de vosotros. No le olvidéis, porque El nunca os olvidó. No he venido a este lugar a que lloréis conmigo mis penas, sino las
vuestras.
No he venido a aquí a que sintáis pena de Mí, sino de vostros. No he venido a aquí a recordaros el tiempo que
pasa, sino el tiempo que habéis perdido. No he venido a aquí a rechazaros, sino a daros
mi Amor, y a demostraros de que todo cuanto ocurrió en un pasado, allá
quedó en el pasado.
Cuando existe el Amor rompe todas
las barreras, especialmente la de la adversidad. En este mundo no estáis sólos, debéis de ayudaros los unos a los
otros:
«Hace tiempo..., mucho tiempo, penetraron
ladrones en una aldea en la noche y no dejaron vivos más que a dos
hombres, a los demás los mataron cruelmente. A esos dos hombres que
dejaron vivos, ciego era el uno y paralítico era el otro. Viendo sus
penas, el ciego cargó con el paralítico y el paralítico indicó el camino
al ciego, pudiendo los dos salvarse, porque no tenían víveres, todo
quedó destruído.»
Esto demuestra hijos míos, que las contrariedades de la vida se
hacen más ligeras cuando los hombres se ayudan mutuamente: "Sed ciegos y también
paralíticos, cargad los unos con las penas
de los otros, y todo será más fácil."
Siento pena porque todo cuanto digo volverá a caer de
nuevo a aquel pozo sin fondo. Hijo mío: Tú sabes de mi pena y tú sabes
de mi dolor. Tú sabes que mis palabras están dichas para bien de los
hombres.
Pero es tan triste hijo mío..., ver cómo uno de mis hijos
necesita ayuda y los otros que lo ven no hacen caso, ni hacen acto de
ayuda. Tended una mano al que lo necesita. Pero esa mano debe
ser fuerte, no una mano temblorosa por la duda. No seáis soberbios, y
sacad vuestra mano cuando nadie os la pide.
Estáis aquí hijos míos,
para ayudar no para presumir. Levantad los objetos hijos míos.
Cumpliendo así mi promesa (1),
todo lo que alzáis queda bendito.
Padre Eterno:
En Mi Nombre.
La Madre: En el de
mi amado Hijo, y con la Luz de mi amado Esposo, el Espíritu Santo. Ya
está bendecido.
PUBLICO: Gracias Madre.
La Madre:
Si al menos conociérais lo que es el Amor... EL Amor
verdadero hijos míos, es la unión de Dios con los hombres. EL Amor rompe
todas las barreras, nada puede detener al Amor.
"Por eso yo estoy aquí, porque
os amo, y mi Amor hacia vosotros me hace permanecer aquí, junto a
vosotros: Solo os digo que necesitáis mucha ayuda, porque el tiempo que
pasa se obscurece, y no habrá más tiempo."
Pedidme hijos míos.
PUBLICO: (El público pide,
la Madre no le responde.)
La Madre:
Ha
llegado la hora de marcharme. Hombres de poca fé: Si tuviérais fé,
sabríais cuanto habláis..., si tuviérais fé, os acordaríais del alma más
que del cuerpo. El cuerpo no sirve ni para estiércol, pero el alma puede
llegar a la Gloria.
Estáis aquí para labrar una nueva
vida junto a Dios. Me apeno porque mucho es cuanto perdéis. Sé fuerte
hijo mío, y recuerda lo que te dije el Domingo pasado: Mi palabra
permanece, como allá permanece el Pilar, en el lugar que quedó. (2)
Adiós hijos míos.
PUBLICO: Adiós Madre.
Padre Eterno:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
El Hermano: Que la
Paz del Señor Yahvé y la fuerza del príncipe de las almas quede así con
todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Hermano.
El Hermano:
Y recordad: La mano que tendáis que sea fuerte, que no sea temblorosa
por la duda, porque estáis aquí para ayudar, no para presumir. ¡Ave
María Purísima!
PUBLICO: Sin pecado Concebida.
El Hermano: Adiós
hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano. ___
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(1) La promesa de bendecir los primeros sábados y domingos
de mes. Los objetos por Ella bendecidos...
«brillarán con
Luz inmensa, y las almas no tendrán miedo a lo que ocurra»,
en esos días que vendrán sin luz. (Mensaje 4-9-1988, y otros.)
(2)
En Zaragoza, donde Ella vino a Santiago en un Pilar.
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