La Madre: La
Paz del Señor está con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu, Madre.
La Madre: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El
Maestro:
"Ellos, hijo mío, se preparan para recibirse a sí
mismos, se preparan a recibir a todos aquéllos que se creen grandes en
este mundo".
Pero, hijo mío, pocos, muy pocos son los que se preparan
para recibir MI CUERPO". Me siento sólo, hijo mío, y me siento muy
abandonado. Hoy podría decir: "Yo nunca abandoné a mis hijos.
Ellos sí me han abandonado a Mí".
¿Dónde están aquellas palabras que Yo dejé...? No las encontraré,
hijo mío. ¿Dónde están aquellas verdades que sembré? Tampoco las
encontraré, hijo mío. ¿Dónde está el odio que satán dejó? Eso
encontraré, hijo mío, eso encontraré.
"Para llegar hasta Dios, hijos
míos, hay que llevar las manos llenas, llenas de buenas obras. No hay
que llevarlas vacías, y vosotros las tenéis vacías".
Hay
que empezar a llenar las manos de obras buenas, no para bien de Dios,
sino para bien de vuestra alma, y conformidad de vuestro Espíritu. Hace mucho tiempo, el hombre sabía lo que debía de hacer, hijo mío,
respecto a su alma.
Ahora nadie sabe lo que debe de hacer y todo hay
que decirlo. Ellos mismos, hijo mío, se siembran el camino a la
perdición. Hoy también podría decir:
"Estáis perdidos, hijos míos, y no os
encontráis".
Pero hoy quiero decir que todo lo que ellos ven,
que es oscuridad..., también hay Luz al final de esta oscuridad. Solo
hay que buscar. No hay que pararse para encontrar, hay que buscar; y
para luchar ha de haber una batalla. Todo es así, hijo mío. Aunque ellos no puedan comprender todo cuanto decimos.
Algo quedará
en ellos, aunque tardará muy poco en marcharse lo que ellos han
aprendido. Todo aquello cuanto Yo hablo, hijo mío, de poco sirve para
ellos, porque luego entre ellos hablan de mi palabra, y ellos mismos
hacen su palabra y cumplen su palabra. La mía, ahí quedó como
recuerdo, o como historia olvidada.
Díme, hijo mío: ¿Quién se acuerda de aquéllos que lucharon por conseguir que mi
palabra entrase en España? Díme:
¿Quién se acuerda de aquellos guerreros que lucharon en Jerusalén,
para que aquella religión pagana no entrase, hijo mío?
Ellos se han
olvidado. Yo no me he olvidado hijo mío. Y díme: ¿Quién se acuerda
de Nosotros?..., muchos podrán decir que ellos, pero no pueden
engañar, hijo mío. La palabra es distinta al hecho o a la obra.
Hay
palabras y palabras, y hay hechos y hechos. Ellos confunden,
hijo mío, y ellos mismos con sus palabras crean su propio dios, y su
propia religión que seguir, y se olvidan de todo cuanto dejé para que
ellos aprendieran.
Yo te he oido escuchar hijo mío, y lo que tú has
dicho, es verdad: "Ellos esperan que tú llegarás como un Gran
Caballero, a lo alto de un caballo, y les librarás de todo mal".
(1)
¡No, hijo mío!
"Mi Madre ya lo dijo ayer:
El
Guerrero del que así se os habla está dentro de vosotros, hay que
sacarlo para que luche y venza al mal".
Muchos en su interior
se preguntan hijo mío: Entonces, "¿y
el Jinete que vendrá en lo alto de un caballo?"
(1)
No olvidéis que cada palabra nuestra es un misterio para vosotros,
y cada palabra nuestra tiene muchos significados.
¡ No lo olvidéis !
Adiós hijos míos.
PUBLICO:Adiós Maestro.
El
Hermano: Adiós
hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El
Hermano: Adiós
hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
Padre Eterno:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
La Madre: Adiós
hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.
El
Hermano:
Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El
Hermano: Que
la Paz del Señor YAHVÉ, y la fuerza del Príncipe de las almas, quede
con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu, Hermano.
El
Hermano: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El
Hermano:
Todo lo que se os dice no hay que olvidarlo,
porque sirve de mucho, no solo para uno, sino para todos. Todo cuanto
se os dice es para que sigáis el camino que Dios ha empezado, porque
vosotros no habéis sabido construir vuestro propio camino, y ha tenido
que ser el mismo Dios, el que hiciese vuestro camino para que
supiérais seguir, y ahora estáis ahí parados.
No sabéis seguir:
"Al bien se sigue cumpliendo el bien".
Aunque todos puedan confundir, y aunque todos cuando marchen se
olviden de cuanto han oido, Ellos y Yo seguiremos repitiendo una y
otra vez cuanto muchas veces habéis oido, porque todo esto que
repetimos, no es para Nosotros, ni para Mí: Yo ya tengo todo, yo estoy
junto a Dios. Y ahora Yo me preocupo de que también seáis vosotros,
quienes estéis junto a Dios.
Y lo véis muy difícil de conseguir, y todo es fácil. Pero
vosotros mismos creáis esas barreras, vosotros mismos ponéis esas
dificultades, y vosotros mismos llamáis al enemigo para que os tiente.
"¡Luchad!..., sacad de ese
guerrero que está sediento de lucha y quiere
vencer el mal, para que podáis seguir el camino, el que Dios os ha
preparado".
Ahora ya podéis marchar en paz; como decía Jesús y Yo digo:
"Podéis marchar en paz", y también podéis olvidaros de cuanto
habéis oido. Eso no servirá de nada. También podéis gritar "vivas",
tampoco sirve de nada.
Porque detrás de todo cuanto vosotros decís se
esconde alguien: Vuestro DIOS muy triste. Y no gritando "vivas", y
tampoco olvidándoos de su Palabra, vais a conseguir alegrarlo.
¡Orad, orad mucho, y así alegraréis a vuestro
Dios, que triste está
por vosotros! Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
(1) Profecía
anunciada en varios mensajes; por ejemplo el día :
”Verán
a un CABALLO y a un JINETE: Y a lo lejos, cabalgando, irá
el Jinete
llorando hijo mío; no porque le hayan hecho daño, (sino) porque el Jinete
está sufriendo por lo que ve en este mundo. E irá al
llegar a este mundo, y empezará por donde Dios
le ha señalado: España,
hijo mío.” Mensaje
8.9.1987
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