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"¡Jerusalén, Jerusalén!
En tí mis piés pisaron.
Pero ya aquello se está
olvidando. ... Ahora no
estoy en Jerusalén, estoy
aquí con vosotros para
hablaros de este mundo."
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"Especial para China, Rusia y España"
Mensaje
de la Stma. Virgen María, recibido a través de
José-Luis Manzano García,
el día 12 de Noviembre de 1988.
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La Madre: La
Paz del Señor Yahvé esté con todos vosotros.
PUBLICO: Y con Tu Espíritu Madre.
La Madre: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida
La Madre:
Aquí estoy ante tí hijo mío, en este lugar señalado por el
Señor. Un lugar lleno de bien, un lugar lleno de amor. Allí donde
esté Satán ni habrá bien, ni habrá amor. He aquí la prueba de que
Dios está ante vosotros. (1)
Hijo mío, os dije que vendría para hablar de este mundo, y así
lo haré: Un mundo que sobre él han pasado miles de cosas, buenas y
malas. Un mundo que ha cogido las cosas malas y ha rechazado las
buenas.
Fíjate en Rusia hijo mío, de Mí no quieren saber nada.
Alli existe hijo mío, religión, pero no la de Dios. La del Dios Yahvé allí no existe hijo mío.
Allí solo hay ley
humana, y religión humana. No divina. Tantas guerras han pasado
por el mundo, porque todas las almas se odiaban. Tantas luchas,
tantas batallas, ¿para qué? Para que muchas almas muriesen
inocentemente, como todas las que mueren por el hierro. Hijo mío, acuérdate lo que dijo mi Hijo:
“A
quien hierro mata, a hierro muere.”
Pero hijo mío, fíjate, ¿qué hay de tí, China? Solo en tí hay
dioses, muchos falsos, pero hay muy pocas almas de allí que crean
en el Señor Yahvé. No porque ellos no crean en el Señor Yo les voy
a odiar. ¡No!
Para mí no hay distinción de razas hijos míos. Yo veo que
hay muchas almas de color en el mundo, y cada vez que pasa al lado
de un alma, ese alma se ríe de la otra que es de color. Yo no, Yo
le amo igual, sea como sea.
Padre Eterno:
Haga lo que haga.
La Madre:
Piense lo que piense, es mi hijo.
Rusia y China, dijo el Señor:
“Por
muchas ciudades llegará a correr por las calles sangre, ríos de
sangre.”
Y así se cumplirá en Rusia, en China, y
tristemente en España.
¡España!, ¿qué es de tí también? Te has dejado llevar por
almas que no sabían de Dios nada, y te has alejado de Mí, igual
que un cordero cuando pasta. Cuando ya ha terminado marcha, se
aleja de ese pasto.
¡España!, Yo soy tu pasto, acude a Mí y no te marches. Como
España muchas más que poco a poco irán saliendo hijo mío.
¡España!, Santiago vino a tí, le rechazásteis, le quisísteis
mat ar. Al final murió, pero aquí está de nuevo.
(2)
Él no ha muerto aún, él sigue. Sobre
el mundo han pasado miles de cosas: El Pilar hijo mío,
acuérdate del Pilar... (3)
Padre Eterno:
No lo olvides nunca.
La Madre:
Acuérdate hijo mío, de aquel gran acontecimiento que ocurrió en el
mundo, que muchas almas lo siguieron y otras lo despreciaron, lo
odiaron, lo rechazaron. ¿Por qué...?
Padre Eterno:
Si era mi hijo...
La Madre:
Aquél que murió en la Cruz, aquél que las almas rechazaban, aquél
que caminaba por el mundo predicando la Palabra viva; aquél que
lloraba por todo aquello que veía. ¡Como tú hijo mío...!
"¡Jerusalén,
Jerusalén...! En tí mis piés pisaron.
Pero ya aquello se está olvidando. Todo aquello que quedó es
historia para ellos, nada más. Ahora no estoy en Jerusalén, estoy
aquí con vosotros para hablaros de este mundo, para hablaros de la
maldad que ha habido y hay en él".
Como en RUSIA: nunca verás allí hijo mío, rezar el Santo
Rosario. Como en CHINA hijo mío: nunca verás allí hijo mío, adorar
a un solo Dios. Como en ESPAÑA hijo mío: nunca verás a un alma
acercarse con amor al Sagrario. Y si lo verás hijo mío, es porque el
Señor te lo pondrá así.
¡Besad el suelo hijos míos!
(El público
besa el suelo.)
Este acto de humildad
sirve por todo este mundo, en especial para España, para Rusia, y a
la vez para China. Tres paises
inundados por la maldad, por el egoismo. Hay
almas que solo siguen el lujo.
Mi Hijo Jesús era un Rey, el Rey de
las almas. Vivió en pobreza, trabajó en pobreza, predicó en pobreza,
y murió en pobreza y humildad. ¡Qué triste es hijo mío, que
aquello que ocurrió se olvide! Pero en este mundo hay muchas almas
que aún me aman, y me siguen, y quieren seguirme hasta el final.
Pedidme hijos míos.
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre:
¡Díme!
(No se entiende la pregunta.)
La Madre:
Aquel lugar es santo hijo mío, él aquello lo recordará con amor.
Con eso hijo mío, creo que mi respuesta ha quedado en tu corazón.
Seguid pidiendo.
PUBLICO: Danos fuerzas y Luz para poder seguir este camino.
El Maestro:
Hija mía, muchas almas me
siguieron cuando Yo pisé allí, en Jerusalén. No es tan difícil
seguirme a mí, vuestro Señor; si me amáis y si confiáis en Mí no
es triste. No es triste. Seguidme, porque podéis aún. Seguid
pidiendo.
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre:
¡Díme!
PUBLICO:
¿Triunfará tu Inmaculado Corazón antes de la conversión
de de Rusia y China?
La Madre: Hija mía, RUSIA y CHINA..., ya serás contestada. Pero no te
preocupes hija mía, porque este mensaje aún no acaba, seguirá
mañana, y aún seguiré hablando de estos tres paises, hasta que
todo quede claro sobre ellos.
Como los falsos profetas que pisan
allí, en Rusia, destruyendo a la vez así, a las poquitas almas
que van allí con amor hacia Dios. Como en China, profetas falsos,
mandados desde lo más hondo de los abismos.
Seguid pidiendo.
(El público pregunta, no se entiende.)
Llegó la hora de marcharme hijo mío. Como ves hoy he estado
contigo, como tú dijiste, y hoy estaré contigo hasta el final.
Padre Eterno:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
La Madre:
Volveremos, no os preocupéis. Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.
El Maestro:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Maestro.
El Hermano:
Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El Hermano:
Que la Paz del Señor Yahvé y la fuerza del Guerrero quede con
todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu, Hermano.
El Hermano:
Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano. _____
(1)
Algunos decían que allí, en la Finca de Nazaret, estaba Satán.
(Sin haberlo examinado; a veces sin ni siquiera verlo.)
(2)
Todos los Apóstoles están de nuevo en la tierra;
preparan la Segunda Venida
del
Señor Jesús.
(3) La Stma.
Virgen vino a Santiago en Zaragoza, estando aún en vida.
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"No apaguéis al
Espírtu. No despreciéis las profecías.
Examinadlo todo y quedaos con lo bueno."
S. Pablo, I Tes. 5, 19-21. |
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