Los Animales tienen La Palabra...
A / B / C-Ch / D / E / F / G / H / I / J / K / L / M / N / O / P / R / S / T / U / V / W / X / Y
*
Jeremy Rifkin
Premio Nobel. Autor de El siglo de la biotecnología y
presidente de la Fundación sobre Tendencias Económicas de
Washington.
Lo que podemos aprender de los animales!, por Jeremy Rifkin (PREMIO NOBEL autor
de El siglo de la biotecnología y presidente de
la Fundación sobre Tendencias Económicas de Washington)
Aunque gran parte de los comentarios sobre la gran ciencia este último año se
han centrado en los nuevos avances en biotecnología,
nanotecnología, ordenadores y cuestiones más esotéricas como la edad de nuestro
universo, en los laboratorios de todo el mundo se
ha ido desarrollando entre bastidores una historia más discreta, que tendrá un
impacto más profundo en la percepción humana y en la
comprensión del mundo que nos rodea. Y, curiosamente, las empresas
patrocinadoras del estudio son McDonald's, Burger King, KFC
y otros proveedores de comida rápida. Presionados por los activistas que
trabajan a favor de los derechos de los animales y por el
creciente apoyo de la opinión pública a las campañas por un tratamiento más
humano de los animales, estas empresas han
financiado la investigación, entre otras cosas, sobre los estados emocionales,
mentales y de comportamiento de las demás criaturas.
Lo que los investigadores están descubriendo resulta inquietante.! Parece que
muchas de estas criaturas son mucho más parecidas
a nosotros de lo que habíamos imaginado. Sienten dolor, sufrimiento, y
experimentan tensión, afecto, emoción e incluso amor.
Por ejemplo, en los estudios sobre el comportamiento social de los cerdos
realizados por la Universidad Purdue, de Estados Unidos,
se ha descubierto que les encanta el cariño y se deprimen fácilmente si se les
aísla o se les niega tiempo para jugar con los demás.
La falta de estímulos mentales y físicos puede tener como consecuencia el
deterioro de la salud y una mayor incidencia de diversas
enfermedades. La Unión Europea se ha tomado estos estudios al pie de la letra y
ha ilegalizado el uso de pocilgas que aíslan a los
cerdos para 2012, ordenando que se sustituyan por pocilgas al aire libre. En
Alemania, el Gobierno anima a los criadores de cerdos a
dar a cada animal 20 segundos de contacto humano al día y a facilitarles dos o
tres juguetes para evitar que luchen entre sí.
El estudio sobre los cerdos sólo toca superficialmente lo que está ocurriendo en
este nuevo y extenso campo de investigación sobre
las emociones y habilidades cognitivas de los animales. Hace poco, los
investigadores quedaron asombrados por la publicación de un
artículo en la prestigiosa revista Science donde se informaba de las aptitudes
conceptuales de los cuervos de Nueva Caledonia. En
experimentos controlados, los científicos de la Universidad de Oxford informaban
de que se había dado a dos pájaros, de nombre
Betty y Abel, la opción de utilizar dos herramientas, un alambre recto y otro en
forma de gancho, para sacar un trozo de carne del
interior de un tubo. Ambos eligieron el alambre en forma de gancho. Pero
después, de repente, Abel, el macho dominante, robó el
gancho de Betty, dejándola únicamente con el alambre recto. Sin inmutarse, Betty
usó el pico para meter el alambre en una grieta y
después doblarlo con el pico para hacer un gancho como el que le habían robado.
! A continuación sacó la comida del interior del
tubo. Los investigadores repitieron el experimento 10 veces más, dándole sólo
alambres rectos, y ella hizo el gancho nueve de las 10
veces, demostrando una compleja habilidad para crear herramientas.
Y luego está la historia de Alex, el loro gris africano que era capaz de
realizar a la perfección tareas que antes se pensaba que eran
coto exclusivo de los humanos. Alex es capaz de identificar más de 40 objetos y
siete colores, y puede juntar y separar objetos en
categorías. Incluso es capaz de aprender conceptos abstractos como "mismo" o
"distinto", y resolver problemas utilizando la
información que se le facilita. Igualmente sorprendente es Koko, un gorila de
136 kilos al que se enseñó el lenguaje de los signos y
que ha aprendido a la perfección más de mil signos y entiende varios miles de
palabras en inglés. En los exámenes del cociente de
inteligencia humano puntúa entre 70 y 95, con lo que se encuentra en la
categoría de aprendizaje lento, pero no de retraso.
La fabricación de herramientas y el desarrollo de complejas aptitudes
lingüísticas no son más que dos de los muchos atributos que
creíamos que eran exclusivos de nuestra especie. La conciencia del propio ser es
otro de ellos. Desde hace mucho tiempo, los
filósofos y los expertos en el comportamiento animal decían que otros animales
no son capaces de tener conciencia de sí mismos
porque carecen del sentido del individualismo. Pero no es así, según toda una
serie de estudios nuevos. En el Zoo Nacional de
Washington, los orangutanes a los que se dan espejos exploran partes de su
cuerpo que de otra forma no pueden ver, lo que
demuestra que son conscientes de sí mismos. Un orangután llamado Chantek, que
vive en el Zoo de Atlanta, lo demostró de forma
extraordinaria utilizando un espejo para escarbarse los dientes y ajustarse las
gafas de sol, según su cuidador.
Naturalmente, cuando llegamos a la prueba definitiva de lo que distingue a los
humanos de otras criaturas, los científicos creen desde
hace mucho que el duelo por los muertos representa la verdadera línea divisoria.
Otros animales no tienen sentido de su mortalidad y
son incapaces de comprender el concepto de su propia muerte. Pero no es así
necesariamente. Al parecer, los animales
experimentan dolor. Muchas veces los elefantes se quedan varios días junto a sus
parientes muertos, en silencio, tocándoles de vez
en cuando el cuerpo con la trompa. El biólogo keniata Joyce Poole, que lleva 25
años estudiando al elefante africano, dice que el
comportamiento de los elefantes hacia los muertos "me deja pocas dudas de que
experimentan unas emociones y tienen un cierto
entendimiento de la muerte".
También sabemos que prácticamente todos los animales juegan, especialmente de
pequeños. Todo el que haya observado las
cucamonas de cachorros, gatitos, oseznos y demás no habrá podido evitar percibir
las similitudes que hay entre su forma de jugar y
la de nuestros hijos. Estudios recientes de la química cerebral de las ratas
demuestran que, al jugar, sus cerebros liberan grandes
cantidades de dopamina, una sustancia neuroquímica asociada con el placer y la
emoción en los seres humanos. Al percatarse de
las sorprendentes similitudes en la anatomía del cerebro y la química de los
humanos y otros animales, Steven Siviy, científico
experto en el comportamiento de Gettysburg College, Pensilvania, se planteó una
pregunta que cada vez más investigadores se
plantean: "Si creemos en la evolución por selección natural, ¿cómo vamos a creer
que los sentimientos aparecieron de repente, de la
nada, con los seres humanos?".Los nuevos descubrimientos de los investigadores
distan mucho de lo! s conceptos abrazados por la
ciencia ortodoxa. Recuerden que fue René Descartes, el gran científico y
filósofo de la Ilustración, quien describió a los animales
como "autómatas sin alma", cuyos movimientos poco se diferenciaban de los de las
marionetas automatizadas que bailaban sobre el
reloj de Estrasburgo. Hasta hace muy poco, los científicos aún fomentaban la
idea de que la mayoría de las criaturas se comportaban
exclusivamente por instinto y de que lo que parecía ser comportamiento aprendido
no era más que actividad impulsada
genéticamente. Ahora sabemos que los gansos tienen que enseñar a sus hijos las
rutas de emigración. De hecho, estamos
descubriendo que en la mayoría de los casos el aprendizaje pasa de padre a
vástago, y que la mayoría de los animales utilizan todo
tipo de experiencia aprendida por la experimentación continua y la solución de
problemas mediante la técnica de prueba y error.
¿Qué repercusiones tiene todo esto sobre la forma en que tratamos a otras
criaturas? ¿Qué pasa con los millares de animales que
cada año son sometidos a dolorosos experimentos de laboratorio? ¿O con los
millones de animales domésticos criados en las
condiciones más inhumanas y destinados para el matadero y el consumo humano?
¿Deberíamos prohibir las trampas para patas y
boicotear la compraventa de abrigos de piel? ¿Y qué pasa cuando se mata a los
animales por deporte, como la caza del zorro en la
campiña inglesa, las corridas de toros en España o las peleas de gallos en
México? ¿Qué pasa con el entretenimiento? ¿Deberíamos
enjaular a los leones salvajes en los zoos y dejar que los elefantes actúen en
los circos? Estas preguntas están empezando a
plantearse en los juzgados y en la legislación de todo el mundo. Actualmente,
Harvard y otras 25 facultades de Derecho sólo de
Estados Unidos han introducido cursos sobre los derechos de los animales, y cada
vez entran en el sistema ! de tribunales más
casos representando los derechos de los animales. Alemania se convirtió hace
poco en el primer Gobierno del mundo en garantizar
los derechos de los animales en su Constitución.
Lo que queda claro a lo largo de la historia humana es que la trayectoria del
hombre ha consistido, en esencia, en la extensión de la
empatía a dominios más amplios e incluyentes. Al principio, la empatía sólo se
extendía a los parientes y la tribu. Con el tiempo se
amplió a personas de valores similares, que compartían una religión, una
nacionalidad o una ideología común. En el siglo XIX se
establecieron las primeras sociedades humanitarias, en las que la empatía se
extendió hasta incluir a las demás criaturas. Hoy hay
millones de personas en todo el mundo que se identifican con el movimiento a
favor de los derechos humanos y siguen profundizando
y ampliando la preocupación y empatía humana por las demás criaturas. Los
estudios actuales sobre las emociones, cognición y
comportamiento animal abren una nueva fase en la trayectoria humana,
permitiéndonos ampliar y profundizar nuestra empatía, esta
vez para incluir la comunidad más amplia de criaturas que viven junto a
nosotros! .
Fuente: EL PAíS
http://www.politicasnet.org/autores/rifkin.htm
http://www.po.org.ar/edm/edm18/elfindel.htm
*
A / B / C-Ch / D / E / F / G / H / I / J / K / L / M / N / O / P / R / S / T / U / V / W / X / Y