Soneto del amor unitivo, por Francisco Luis Bernárdez
Tan unidas están nuestras cabezas
y tan atados nuestros corazones,
Ya concertadas las inclinaciones
Y confundidas las naturalezas.
Que nuestros argumentos y razones
Y nuestras alegrías y tristezas
Están jugando al ajedrez con piezas
Igual en color y proporciones.
En el tablero de la vida vemos
Empeñados a dos que conocemos,
A pesar de que nos diferenciamos.
En un juego amoroso que sabemos
Sin ganador, porque los dos perdemos,
Ni perdedor, porque los dos ganamos.
|