Después de tanto tiempo, hoy el cartero vino
con una carta suya. ¡Qué profunda emoción me causó ver su letra de rasgo femenino
tan familiar que antes fuera a mi corazón!
¿Por qué me escribe ahora? ¿Retornará al camino
del bien, arrepentida, y me pide perdón?
¿O me ruega que olvide su amor? ¡Oh, yo no atino
a comprender!... ¡Quién sabe qué dice el corazón!
¿La abriré? ¿Y si los celos me tornan asesino?
¿Y si, en cambio, me pide la reconciliación?
¡Dios mío, tengo miedo que el puñal florentino
con que la carta abra, me parta el corazón!
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¿Qué hace, señor?... De tarde, cuando el cartero vino,
le devolví la carta temblando de emoción...
¡Cartero..., aquí no vive! Será para el vecino...
¡Mi corazón ha muerto: no tiene dirección...!
me causó ver su letra de rasgo femenino