Pedro Campos |
Algunos
asuntos tácticos y estratégicos de la Integración Bolivariana
Pedro Campos Santos.
Los éxitos
del ALBA y de la integración que promueve, dependen de la
existencia de proyectos socioeconómicos concordantes, de la
disposición de los gobiernos y de que los pueblos
se sientan beneficiados y comprometidos con sus resultados, vías
y fines.
Lograr
resultados efectivos, conlleva que la Alternativa Bolivariana
para las Américas (ALBA), analice las experiencias
integracionistas previas en la región, así como la de los
Tratados de Libre Comercio (TLC) y de la Comunidad Económica
Europea (CEE), sus bases, mecanismos y logros, a fin de sacar
las experiencias necesarias y desarrollar iniciativas de nuevo
contenido.
Experiencias
significativas de otros proyectos de integración.
América Latina
se enfrenta hace ya más de una década, al interés y a
las presiones de la gran potencia estadounidense para
integrar toda la región americana en un sistema de comercio. El
objetivo es garantizar privativamente, al gran capital de
EE.UU., su libre acceso a las materias primas, a los recursos
naturales, a la mano de obrar barata y a los mercados del
continente, como vía para enfrentar la competencia
internacional de los crecientes polos imperialistas de Europa y
Asia.
La Asociación
de Libre Comercio para las Américas (ALCA) fue derrotada y no
logró sus propósitos regionales, ante lo cual Estados Unidos
optó por el desarrollo de Tratados de Libre Comercio (TLC)
bilaterales con cada uno de los países por separado, en términos
similares a los establecidos con México y Canadá, en lo
cual ha tenido éxito parcial en Centroamericana y con algunas
naciones sudamericanas.
Tales TLC, han
empezado ya a demostrar su incapacidad para resolver los
graves problemas económicos y comerciales de todos los países
involucrados, incluidos los propios Estados Unidos, pues sus
objetivos nunca fueron la equidad, la ayuda mutua y la plena
integración económica, política y social. Por eso no
propendieron al establecimiento de una moneda común, ni a la
libre emigración, dos pilares básicos de una eventual
integración económica y social que vayan regulando la oferta
de fuerza de trabajo y capitales, base de toda organización
capitalista de producción.
En el plan
inicial del ALCA, tampoco estuvo contemplada una moneda
compartida ni la libre emigración y todo se proyectaba al
establecimiento de normas comerciales de productos –siempre
sometidos a alguna regulación o subsidio- y de flujos, sí
libres, de capitales. Esas fueron las causas más visibles del
fracaso del ALCA y serán las causas principales de los
paulatinos fracasos de los TLC existentes.
Como una real
integración mutuamente beneficiosa, siquiera comercial, es prácticamente
imposible con grandes desniveles de desarrollo del capitalismo y
el mantenimiento de políticas proteccionistas, ya los
estrategas el Imperialismo están valorando nuevos proyectos de
penetración y dominio en el área.
La CEE, logró
importantes avances en sus primeros años, porque unificó la
moneda y borró las fronteras, en una amplia región donde no
había esos grandes desequilibrios en el desarrollo general del
capitalismo, predominantes en otros continentes. Además,
en Europa existía un interés común en acentuar la
tranquilidad regional heredada de la II Guerra Mundial, signada
por el predominio de la concepción del Estado de Bienestar, y
concurría un mejor reparto de la riqueza, todo lo cual permitió
un mayor flujo de capitales y de fuerza de trabajo, que en lo
fundamental posibilitó el avance del polo capitalista europeo.
Pero el
neoliberalismo de fines de siglo pasado que se extiende hasta
nuestros días y la entrada de otros actores provenientes del
socialismo fracasado, han obstaculizado una mayor consolidación
de los logros de la CEE que ha debido compartir los costos
generales de la integración con economías más atrasadas y
desorganizadas, en medio de la feroz competencia internacional
impuesta por la penetración de los capitales norteamericanos en
las economías asiáticas y la ya declarada guerra por el
control de las materias primas en escenarios
“neutrales”.
Entre tanto, el
Mercado Común Suramericano, MERCOSUR y la Comunidad Andina de
Naciones (CAN), han estado encaminados a una integración
comercial sub regional, con diversos y encontrados intereses de
las respectivas burguesías nacionales y la intromisión del
capital internacional. Otros avances allí se dificultan por las
mismas razones. Mientras el centro del interés sea el comercio,
el lucro, y por tanto las ganancias que el mismo genere a
los capitales de los respectivos países, los acuerdos que se
logren sólo serán temporales y de efectividad limitada.
Para que un
acuerdo regional de integración pueda ser efectivo, sin cambiar
siquiera los marcos capitalistas, tiene necesariamente que
incluir la moneda única y el hombre único y dejar el lucro del
comercio en un segundo plano a resolverse posteriormente, por la
productividad, en la esfera de la competencia, en un mercado
verdaderamente libre de barreras arancelarias y subsidios.
Simple: el
capitalismo salvaje que domina la filosofía del
imperialismo norteamericano y de las oligarquías del resto del
hemisferio, sustento de las desigualdades en el desarrollo
capitalista y de los grandes desequilibrios en el control y
disfrute de las riquezas, nunca posibilitará ninguna verdadera
integración económica de mutuo beneficio.
El ALBA,
bases y proyecciones.
El ALBA, un
nuevo tipo de integración que va tomando fuerza, no tiene como
fin el lucro del comercio, sino el desarrollo paulatino de las
economías en un camino que, para llevar a una verdadera
integración política, económica y social, deberá también
incluir a la moneda y al hombre únicos, así como propender al
desarrollo de economías que funcionen sobre nuevas bases
generales comunes que posibiliten y no traben las relaciones de
integración.
La estrategia
del ALBA debe cuidarse, entre otros peligros importantes, de
la integración por la integración misma, lo cual pudiera
dar entrada a países que ya tienen firmados TLC y a través de
ellos, el capital norteamericano pueda minar la unión sobre las
nuevas bases. En esa dirección estuvo inscrita la posición de
Venezuela, al retirarse del CAN ante la firmas de TLC por
algunos de sus miembros. Los eventuales fracasos de los TLC
pueden llevar a algunos países a buscar apoyo y refugio en el
ALBA, lo cual solo debería ser posible bajo ciertas
condiciones socio-económicas.
Es prácticamente
imposible que economías dominadas por el Imperialismo y la
oligarquía nacional, puedan integrarse en un proyecto
como el promovido por el Presidente Chávez. Por ello el ALBA,
además de la integración, ha estado manejando también otros
proyectos de cooperación, con otros países, para el desarrollo
en esferas de interés común. La cooperación no implica
integración necesariamente, aunque puede ser un camino hacia
ella.
Difícilmente
pueda lograrse la integración política y económica que el
ALBA se propone, si no lleva aparejada la aplicación de
la noción económico-social del nuevo socialismo o Socialismo
del Siglo XXI, participativo, democrático, autogestionario e
inclusivo, que contemple diferentes formas de producción,
pero con la tendencia al predominio de las relaciones basadas en
el colectivismo y la autogestión social socialista, cuyo
progreso permitiría un verdadero intercambio no comercial, no
basado en el lucro, sino en la equidad, en la economía de
equivalencias y en el interés común del desarrollo
social compartido para todos, tanto a nivel nacional como entre
los países que integran el grupo.
Fines y
medios. Participación popular.
Como todo fin
determina los medios para conseguirlo, el ALBA deberá
recorrer un camino de amplia cooperación hacia la integración
que vaya estableciendo mecanismos y vías para el desarrollo
multifacético de una basta red que contemple todos los
aspectos que le darán forma al cuerpo que se pretende
finalmente.
Para lograr esa
integración, es muy importante la determinación de los
gobiernos a la cooperación, pero es sobre todo imprescindible,
la disposición de los pueblos y la comprensión de los mismos
sobre su conveniencia práctica. Esto dependerá del ejercicio
cabal y pleno de los beneficios tangibles, palpables, que genere
esa integración para los pueblos.
Así por
ejemplo los pueblos latinoamericanos que están siendo
directamente favorecidos por la Operación Milagro, o los planes
de Alfabetización en que existe una amplia cooperación entre
Cuba y Venezuela, ya están recibiendo beneficios directos de
los planes de integración. De la misma forma, deberán
encontrarse mecanismos que permitan a todos los pueblos
participantes beneficiarse directamente de esta integración.
La idea del
Banco del Sur es clave, sin embargo algunas propuestas están
encaminadas en la visión tradicional de resolver los problemas
de la deuda y préstamos a gobiernos para programas
destinados a resolver graves problemas sociales, que en el fondo
son improductivos y por tanto tienden a un mayor endeudamiento.
Estas concepciones no tienen que ver con la estrategia
socialista de desarrollo autogestionario y comunal y siguen una
visión equivocada de resolver los problemas desde el Estado
paternal.
El Estado debe
seguir jugando un papel muy importante, pero como
promotor, garante y financiero del auto desarrollo empresarial,
regional y comunitario y no para subvencionar las necesidades
directas de la población. El respaldo a los pobres, debe estar
no en proporcionarles el sustento, sino en garantizarle los
medios, la educación y los recursos que les permitan a ellos
salir de la pobreza a través de sus propios esfuerzos. Los
subsidios directos a las personas, deben quedar para los casos
de imposibilidad productiva.
Para que el
Banco del Sur esté en consonancia con la estrategia
integracionista, debe introducir fórmulas directas, sin
intermediarios estatales, que brinden financiamiento y recursos,
en todos los países del ALBA, para apoyar a todas las formas
autogestionarias de producción (individual, cooperativa,
empresarial y cogestionaria) y a los proyectos comunales de
desarrollo autofinanciados, todos los cuales podrían recibir préstamos
con bajos intereses. Estos tipos de financiamientos, contribuirían
a promover el desarrollo económico proyectado hacia el
futuro socialista y por ser productivos, no generarían
endeudamiento ni inflación.
El ALBA, para
lograr verdaderos avances de integración social, además de la
cooperación gobierno a gobierno, debe desarrollar, facilitar,
estimular y financiar la libre cooperación horizontal entre
empresas y regiones de los países que la integran, en materia
de comercio, capacitación, intercambios de personal, científico
técnico, culturales, y otros, de manera que el tejido de
la integración se vaya formando también desde abajo.
Una iniciativa
comercial que tendría un efecto regulador, anti
consumista y estabilizador de las economías integradas en el
ALBA, sería el establecimiento de un gran complejo
financiero-comercial internacional, de cadenas de tiendas -como
las que ya existen en Venezuela- de artículos de primera
necesidad a bajos precios, sin interés de lucro comercial, que
a su vez garantice la compra, en todos los países, de los
productos de la nueva economía socialista emergente.
Un área en la
que ya se trabaja, pero que deberá recibir un mayor impulso
integrista, es en la promoción de las fuentes de energía
alternativas y en el desarrollo de las tecnologías de punta,
especialmente las relacionadas con la informática y la
biotecnología, cuyos resultados deberán aplicarse en forma más
masiva y procurar que lleguen a todas las mayorías.
Igualmente es
estratégico el amplio desarrollo entre los países del ALBA de
los medios masivos de transporte y comunicaciones que abaraten
los costos, disminuyan la contaminación y contribuyan a la
formación de nuevos patrones de conducta y consumo.
Particularmente el desarrollo del transporte suburbano e
interregional por ferrocarril y el abaratamiento máximo de la
telefonía, la computación personal y las redes electrónicas.
Específicamente es muy importante el papel que puede jugar Tele
Sur, como promotor de la integración cultural y defensor de la
identidad común.
Un aspecto de
extrema importancia es que los planes del ALBA sean discutidos
en cada país por las bases populares, en los debates de los
barrios, en la prensa, a fin de movilizar a las masas en torno a
esta grandiosa tarea y generar su interés, aportes y
compromisos. Por su importancia y significado para el futuro de
cada nación y de la región, acorde con la vocación popular y
participativa del proyecto bolivariano, debería estudiarse
también la conveniencia de ser sometidos a referendo y
considerarse como apéndice constitucional. Un plan
general regional con amplio apoyo popular, seguramente sería
muchos más completo y efectivo, y avanzaría más rápidamente,
que el discutido y aprobado solo a nivel de gobierno.
Una verdadera
integración política, económica, social y cultural como la
que pretende el ALBA, que garantice en Nuestra América una región
unida donde predomine una real justicia social, la libertad
plena de realización y creación, un desarrollo socioeconómico
homogéneo y sustentable que conviva con la naturaleza y el
predominio de los ideales de la fraternidad entre los hombres,
debe avanzar, tan rápido como sea posible en la unificación
monetaria, el libre flujo de personas, en el progreso de las
bases económico-sociales del nuevo Socialismo y en el
desarrollo del tejido horizontal que fusione a nuestros pueblos
en todos los sentidos.
El ALBA es la
primera y verdadera oportunidad de integración real que se ha
presentado a los países latinoamericanos. Su éxito depende de
la disposición de los gobiernos y de que los
pueblos se sientan beneficiados y comprometidos con sus
resultados concretos, vías y fines.
Gracias por
esta gran idea a Chávez, a Fidel a Evo. Su realización es obra
de todos |