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Con tu recuerdo en mi mente hoy volví al “templo de la
naturaleza”, lugar
encantado donde las almas
se encuentran en un mundo
de fantasías y vivencias,
donde el arrullo de las
palomas ponen vida por
doquier, las brisas
acarician las fuentes que
lloran amor, paz y
belleza. Las aves vuelen
rasantes por el suelo,
trinan alegres, para
elevarse y desaparecer en
el ramaje....también el
grajo, grazna como la nota
discordante que rompe la
sinfonía.
El sol tímido se
aleja sobre los edificios,
y luces y sombras juegan
inquietas al amparo de la
arboleda, las flores
resplandecen con los
últimos rayos del sol.
Pronto, un manto de
estrellas cubrirá el
firmamento y los reflejos
de la luna darán vida a
las imágenes de alabastro,
en el lugar del hechizo,
en el lugar de los sueños.
Te recibiré entre
pensamientos morados y
blancos, naranjos, pinos y
cipreses en el largo
camino del lugar del Edén.
Cogidos de la mano
seguiremos los caminos
sinuosos para perdernos en
la belleza del lugar, en
el misterio de lo
desconocido, porque cada
rincón lleva un mensaje,
cada sonido un canto, cada
soplo, una fragancia.
Allí los árboles fuertes y
majestuosos se elevan
erguidos para besar a la
luna....mientras las ramas
se abandonan a las
caricias del viento que
las besa. Veremos llorar
las piedras entre verde de
hiedra. Sus lágrimas serán
el manto cristalino que
besa la tierra... el
suspiro de la fuente, el
sueño del sediento.
Iremos al
“santuario del amor” que
cubierto de hiedra y
buganvilla florecida, dan
una nota de color,
sobriedad, y
recogimiento. Sobrecogidos
en este lugar, donde se
siente el influjo del
pasado, el halo que un día
amparó a los amores
escondidos en nebulosas de
tristezas,
anhelos...canciones y
versos.....
Aquí no se puede
escapar, estamos
atrapados, porque los
sueños dejan de serlo, los
brazos se prolongan como
alas para el abrazo
cálido, infinito, mientras
tiemblan los cuerpos...
las manos acarician
suavemente, mientras las
bocas se alimentan del
néctar de los dioses, de
las mieles del amor.
Momentos álgidos y
bellos, que se plasman en
el pensamiento, para vivir
en los recuerdos. Momentos
de lumbre, instantes de
gloria, de luz, amor y
deseo. Nos amaremos hasta
el amanecer envueltos en
el halo de nuestros
alientos de fuego, y
nuestro amor, dará vida al
tiempo, inundando el
espacio de gemidos,
sollozos y silencios. Para
brindar en la copa de la
vida, con los elixires de
la existencia.
MAÑANA AMANECERÁ DE NUEVO
Celia García García ©
1 de junio de 2004
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