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   Antecedentes de la primera aparición de la Santísima Virgen.

 

Una tarde del 7 de enero de 1993 llegó a la residencia religiosa una familia de apellido paterno Padrón, para visitar a la superiora, Hermana Clara. Esta familia estaba atendiendo la invitación que aquella le hiciera al Ing. Guillermo Padrón para que acudiera a acompañarlas en las horas santas que se hacían en la capillita del convento.

 

La entrada en escena de esta familia Padrón es un hecho no fortuito, es decir no se produce por una casualidad o por obra de un conjunto de relaciones que aparecen como por arte de magia. Es algo querido por la providencia divina aunque era imposible saber cuáles eran los objetivos que El se proponía con ello. Es un hecho y como tal se reseña.

 

La hermana Clara hacía apenas unos meses había trabado amistad con el Ingeniero Guillermo Padrón Exactamente el día 24 de marzo de 1992, cuando el Ing. Padrón recogió unos muebles y los cargó en su vehículo para llevar a la finca Betania, donde se iba a celebrar aquella noche una vigilia en honor de la Santísima Virgen El Ing. Padrón pasó antes por el convento de las Agustinas Recoletas de Los Teques para solicitarles unas hostias que serían utilizadas en la eucaristía de esa noche en Betania y allí la Superiora General de esta Congregación, Reverenda Madre Ligia Díaz, le rogó al Ingeniero que tuviera la bondad de llevar a la vigilia a la Superiora de las Siervas de Jesús de Carrizal, la hermana Clara, a la sazón de visita en este convento de las Agustinas Recoletas, el cual, además funge de Casa Generalicia de la Congregación fundada por la Beata María de San José.

 

Al regreso de la vigilia en Betania al día siguiente, 25 de marzo de 1992, la hermana Clara tuvo a bien corresponder a la gentileza del Ing. Padrón invitándolo a conocer la residencia religiosa de las Siervas de Jesús de Carrizal y conversar un poco mientras se tomaba un refrigerio, después del largo y caluroso viaje. Ese día el Ing. Padrón conoció también a la hermana Clelia y a la hermana Mary Carmen, las dos religiosas jóvenes de la comunidad de las Siervas de Jesús de Carrizal.

 

En agosto de 1992, un buen día sábado, el Ing. Padrón acompañado de su esposa Marlene y de sus 4 hijos (dos varones y dos niñas) y con la participación añadida de dos hermanas Agustinas Recoletas, la hermana Ana Haydeé y la hermana Adela, visitaron el convento de las Siervas de Jesús en Carrizal. De esta manera la hermana Clara tuvo oportunidad de conocer a toda la familia Padrón y conversar amablemente con todos ellos. Es la segunda vez que se vieron.

 

Fue el día 6 de enero de 1993 cuando la familia Padrón completa, visitó por tercera vez a la hermana Clara, superiora de las Siervas de Jesús recibiendo entonces la invitación para que acudiera con su familia a orar durante las horas santas que se celebraban en esta casa religiosa, acompañando con cantos y alabanzas los distintos rezos propios de las horas santas que llevaban a cabo las Siervas de Jesús.

 

El Ingeniero poseía un teclado en el que es capaz de interpretar himnos y cánticos religiosos. La hermana Clara les indicó que la hora santa se celebraba en especial los días viernes de cada semana de 5:30 PM. , en adelante.

 

A partir de esta fecha, del 6 de enero de 1993, ellos se propusieron y así lo hicieron, acudir cada viernes, a las horas santas. Lo cumplieron con regularidad durante todo este mes de enero.

 

Cuenta la hermana Mary Carmen que el día 6 de enero de 1993, cuando la familia Padrón visitó a la hermana Clara, mientras sus miembros conversaban animadamente con ésta, oyó que tocaban el tema de la Santísima Virgen, razón por la cual, atraída en su interés se sentó junto a ellos para escucharles hablar. Su emoción se exaltó hasta el punto de las lágrimas y descubrió que sus manos estaban llenas de escarchas. Entonces terminaron invitándola a orar con ellos.

 

Mientras oraba sentía en su interior una alegría muy profunda y su amor por la Santísima Virgen adquirió una fuerza inexplicable. Percibió igualmente que alguien pasaba a su lado, pero sin saber de quien se trataba Al terminar la oración se retiró la familia Padrón.

 

No obstante el efecto psíquico de las escarchas, que en un principio había impactado a la hermana Mary Carmen, se diluyó apenas se marcharon los Padrón. En consecuencia la hermana entró en un proceso de grandes dudas. Y éstas se abultaron hasta un calibre tal que termina riéndose del fenómeno e incluso decidió lavarse las manos creyendo que las escarchas eran efectos camuflados de sudor. No obstante apenas terminaba de lavarse y secarse las manos, las escarchas volvían a aparecer con la misma intensidad. No hubo forma de hacerlas desaparecer.

Confundida más que antes le pidió permiso a la superiora, hermana Clara, para retirarse a dormir

 

Como era su costumbre la hermana Mary Carmen, antes de retirarse a su celda de descanso, se acercó a la capillita para despedirse de Jesús-Hostia. Cuando faltaban dos metros para llegar a sus puertas, observó la presencia de un perro gigante y feo ante lo cual profirió un grito y salió corriendo para su cuarto sin haber logrado entrar en la capilla.

 

Las hermanas restantes, al escuchar el grito pensaron, no sin razón, que algo le había ocurrido; así que se dirigieron a toda prisa a la habitación de la hermana Mary Carmen. Indagaron sobre la razón del grito, pero ella no era capaz de revelar lo que acababa de suceder. Simplemente se limitaba a decirles:

-Vayan a la capilla-

 

Las hermanas se dejaron atrapar por un cierto temor, por lo cual no se decidieron a ejecutar lo que les indicaba la hermana Mary Carmen. Sin embargo ante la imposibilidad de hacerla hablar se armaron del valor suficiente para acercarse a la capilla hasta el punto de llegar a descubrir que no había nada extraño ni nadie que justificara algún temor. Entonces regresaron a la habitación de la hermana Mary Carmen y le pidieron que les dijera por favor qué es lo que llegó a ver.

 

La hermanita ya más serena les contó lo que había visto: un perro gigante y feo en actitud de querer atacarla furiosamente.

 

La hermana Mary Carmen a partir de ese día quedó atrapada por un miedo tan pesado que se sentía incapaz de andar a solas en la oscuridad. Esto se acompañó de un malestar espiritual tan intenso que llegó a desear vehementemente irse de esta casa y desaparecer. No obstante ella se encomendó fervientemente a la San­tísima Virgen rogándole que la protegiera de este mal, porque tenía la profunda convicción de que tales sentimientos y emociones de miedo y repugnancia no provenían de Dios sino de Satanás

 

En esta lucha interior transcurrió el tiempo hasta el 31 de enero de 1993 sin otros percances Ese día, du­rante la hora de adoración al Santísimo y mientras rezaban el santo rosario, la hermana Mary Carmen descubrió por azar una escarcha grande en una de sus manos De inmediato se dirigió a la Santísima Virgen y le dijo

 

-" Virgencita querida, si estas escarchas vienen de Ti, manifiéstamelo de alguna manera, aunque sea en un sueño "-

Instantáneamente sus manos se llenaron de escarchas Pero la hermana Mary Carmen no quedó convencida del todo, por lo cual se dirigió de nuevo a la Santísima Virgen y le susurró no sin dejes de audacia cariñosa:

 

-" Perdóname, Madre querida, pero con escarchas no Que sea con otra cosa "-

 

No obstante por ahora no hubo más respuestas tranquilizadoras.

 

El siguiente día, lunes primero de febrero de 1993 Mary Carmen, durante la noche, tuvo un sueño en el cual se le apareció una escarcha grande, que crecía de tal manera que a un momento dado, se convirtió en una imagen de la Santísima Virgen y una tras otra vez, aparecía la Madre de Dios bajo distintas advocaciones conocidas.

 

La hermana en el mismo sueño comenzó a llorar y a pedirle perdón a la Santísima Virgen por la desconfianza que había mostrado hasta que despertó profundamente impresionada.

 

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