Alma de la Calle
Amparo Amaya
Alma de la Calle


OBSERVANDO EL UNIVERSO



El dulce sosiego es la virtud de Observando el universo. Aquí se expresa nuestra religión, admirando una catedral que no conozco y la expresión de los vocablos de la santa misa. Son la idea de la salvación, pero adolorida el alma va abandonando el cuerpo para siempre. Nadie la conoce ni por equivocación; es la expresión del correr del tiempo, que tampoco se ve ni se descubre.

En este trabajo he empleado elementos citados por los escritores del Antiguo Testamento. A Adan y Eva los reemplacé por Casimiro y Dorotea, ofreciendo a los ojos de los lectores a sus hijos, los doce meses del año. Los nietos son los frondosos hijos de la semana; ellos encuentran a los números y los números al abecedario, con el objeto de aclarar la evolución de las lenguas. Hoy ya no se escuchan las campanas en las torres de las iglesias, y la gente reacciona ante los efectos y afectos de Dios y el alma y pasa con los ojos abiertos ante la esencia que arranca de la realidad, por la columna de la vida cristalina de las religiones...


OBSERVANDO EL UNIVERSO

Instituto Distrital de Cultura y Turismo

© 2005 María Amparo Amaya Alarcón
Diseñ
o por Pedro Camilo Vargas y John Bonilla

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