De la yoma a la Macarena (la lancha de la empresa). De la Macarena al muelle. Del muelle a la planta. De la planta al muelle. Del muelle a la yoma.
Sigui� as� una larga jornada hasta las 11 de la noche.
De la yoma al muelle. Del muelle a la planta. De la planta a la casa a descansar.
Como a las cinco de la ma�ana pas� el "m�vil" por mi casa. Me buscaban porque era necesario, por razones estrat�gicas, al menos un especialista electr�nico en el zarpe.
De la casa al muelle. Del muelle a la yoma.
Al final, el zarpe tuvo una connotaci�n un tanto m�stica, cuando est�bamos en el muelle casi a las seis de la ma�ana, expectantes, esperando que todos los sistemas funcionaran correctamente. La tripulaci�n chequeaba uno a uno los equipos y sistemas reparados e informaban a la bah�a (central de comunicaciones de la empresa) por radio. La se�al se recib�a en los m�viles, en las handy, en la Macarena y en las yomas. Era lo �nico que escuchaba el ansioso y silencioso equipo de mantenimiento.
�OK, vamos al zarpe! Se escuch� la voz segura del jefe Araya. Entonces se escuch� el bramido del motor principal del Blackie. Me cautiv� y hasta encontr� hermosa la maniobra para abandonar la yoma 1, majestuosamente, en contra del oleaje, perdi�ndose en la oscura noche. A los pocos segundos solamente quedaba una extra�a mezcla de aire puro marino, combinado a r�fagas acompa�adas con el caracter�stico petr�leo quemado. Minutos m�s tarde, zarparon el Nebraska y el Kenmore.
Todos en el muelle quedamos..............