Fray Francisco de la Cruz
Santa Cruz, que se venera en La Alberca de Záncara (Cuenca) |
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desde el año 1646 |
Fray Francisco de la Cruz en: |
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Hoy es |
LIBRO PRIMERO:
CAPÍTULO PRIMERO.- Nacimiento, patria y padres de Fray Francisco de la Cruz y algunos sucesos de su primera edad.
CAPÍTULO II.- De lo que le sucedió desde los once años hasta los veintidós.
CAPÍTULO III.- De lo que le sucedió desde los veintidós años hasta los treinta.
CAPÍTULO IV.- En que se prosigue la materia de sus ocupaciones y lo que le sucedió con su padre.
CAPÍTULO V.- En que se prosiguen los sucesos con su padre y otros particulares.
CAPITULO VI.- De algunas mudanzas de oficios que tuvo en este tiempo, desde veintidós hasta treinta años, y los varios lugares en que estuvo, con sucesos notables.
CAPÍTULO VII.- De cómo estuvo en Cuenca y pasó a Andalucía y dio la vuelta en breve a Castilla.
CAPÍTULO VIII.- De cómo dejó al P. Fray Juan Maello y se volvió a su oficio de arriero, y lo que en él le sucedió.
CAPÍTULO IX.- En que se prosigue la materia del antecedente, con un caso particular y firme resolución de hacer nueva vida.
CAPÍTULO X.- En que se prosigue su conversión y de cómo hizo confesión general.
CAPÍTULO XI.- En que prosigue con raros sucesos la determinación de ser Religioso.
CAPÍTULO XII.- En que se prosigue la misma materia.
CAPÍTULO XIII.- De lo que le sucedió después de que le quitaron el Hábito.
CAPÍTULO XIV.- De lo que le sucedió en su enfermedad y varias ocupaciones en que se volvió a ejercitar.
CAPÍTULO XV.- Del extraordinario camino que halló para volver a ser Religioso del Carmen.
CAPÍTULO XVI.- De lo que sucedió hasta tomar el Hábito en el convento de la Alberca.
CAPÍTULO XVII.- De cómo tomó el Hábito, de los ejercicios del Noviciado y su profesión.
LIBRO SEGUNDO
CAPÍTULO PRIMERO.- De lo que le sucedió a Fray Francisco de la Cruz con los Religiosos luego que profesó, y de cómo iba disponiendo su vida espiritual.
CAPÍTULO II.- De lo que le sucedió sobre tener oración mental, y cómo la consiguió con grande adelantamiento en ella, y de los embarazos que el demonio le ponía para que no la tuviera.
CAPÍTULO III.- En que se prosigue esta materia.
CAPÍTULO IV.- En que se prosigue esta materia, con sucesos dignos de admiración.
CAPÍTULO V.- Del ejercicio de las virtudes en que su Maestro le puso, y lo que resul tó de él y de su rara mortificación.
CAPÍTULO VI.- En que se prosigue su mortificación, y de su humildad y obediencia
CAPÍTULO VII.- De su pobreza y castidad.
CAPÍTULO VIII.- De la Hermandad que fundó y altares que erigió con título de laSanta Fe Católica, y del cuadro de la Fe que formó por ilustración divina.
CAPÍTULO IX.- De algunas prevenciones con que Nuestro Señor iba disponiendo a Fray Francisco de la Cruz para la peregrinación de Jerusalén.
CAPÍTULO X.- De los motivos que tuvo para la peregrinación de los Santos Lugares y cómo se dispuso para ella, y de una gran desgracia que estorbó por ilustración divina.
CAPÍTULO XI.- En que se resuelve que se haga el viaje a Jerusalén con Cruz a cuestas y se empieza con algunas circunstancias particulares.
CAPÍTULO XII.-De un singular favor que le hizo la Virgen del Carmen y de cómo llegó a Navarra y entró en la Francia.
CAPÍTULO XIII.- En que se prosigue su viaje, y de los grandes prodigios que obró Nuestro Señor con él hasta que salió de la Baja Languedoc.
CAPÍTULO XIV.- De lo que le sucedió en Narbona y Mompeller.
CAPÍTULO XV.- En que prosigue su viaje y entra en Roma.
CAPÍTULO XVI.- De cómo llegó a Venecia y se embarcó para Alejandría y entró en Egipto.
CAPÍTULO XVII.- En que prosigue su viaje y le sale a recibir el P. Próspero del Espíritu Santo, y en su compañía empieza a visitar los Santos Lugares.
CAPÍTULO XVIII.- En que entra en Jerusalén, y en compañía del P. Próspero empieza sus Estaciones.
CAPÍTULO XIX.- En que prosigue esta materia con la visita del Monte Calvario y Santo Sepulcro.
CAPÍTULO XX.- De la visita del Santo Sepulcro y otras, hasta llegar al Monte Carmelo y volverse Fray Francisco de la Cruz a embarcar para Italia.
LIBRO TERCERO
CAPÍTULO PRIMERO.- En que Fray Francisco de la Cruz empieza su viaje, y de la tempestad que padeció y de las maravillas que Nuestro Señor obró con su Siervo pormedio de la Santa Cruz.
CAPÍTULO II.- De lo que sucedió a Fray Francisco de la Cruz hasta volver a Roma y en ella.
CAPÍTULO III.- De cómo salió de Roma prosiguiendo su peregrinación a visitar el santo sepulcro del Apóstol Santiago, y de los favores que iba recibiendo del Cielo con el ejercicio de nuevas virtudes.
CAPÍTULO IV.- De cómo prosigue su viaje y llega a Santiago de Galicia y visita el santo sepulcro del Apóstol, y le vuelve a proseguir hasta entrar en el convento de Valderas, en que tuvo fin su peregrinación, y del premio grande que Nuestro Señor le concedió por remate de ella.
CAPÍTULO V.- De cómo prosigue su viaje, pasa por Valladolid y entra en Madrid.
CAPÍTULO VI.- De algunos sucesos de Fray Francisco de la Cruz en Madrid.
CAPÍTULO VII.- En que se prosigue esta materia de los sucesos de Fray Francisco de la Cruz en Madrid.
CAPÍTULO VIII.- De algunos sucesos de Madrid y de Toledo, y de cómo se puso la guarnición a la Santa Cruz y salió con ella para su convento de la Alberca.
CAPÍTULO IX.- De los sucesos del viaje, entrada en el convento de la Alberca y colocación permanente de la Santa Cruz.
CAPÍTULO X.- De cómo volvió a disponer su vida religiosa, y de sus afectos amorosos a la Santa Cruz.
CAPÍTULO XI.- De las maravillas con que Nuestro Señor dio a entender el nuevo grado de perfección a que había sublimado a su Siervo.
CAPÍTULO XII.- De un favor particular que recibió de mano de la Reina de los Ángeles, y de lo que le sucedió en la fundación de un Altar con título de Nuestra Señora de la Fe, en Tembleque.
CAPÍTULO XIII.- Del viaje que hizo a Quero con luz celestial, y de los sucesos del camino.
CAPÍTULO XIV.- De diversos favores que recibió del Cielo, y en especial uno de muchas prerrogativas, por la devoción que siempre tuvo al Santísimo Sacramento delAltar.
CAPÍTULO XV.- De diversas locuciones y visiones que tuvo el Siervo de Dios.
CAPÍTULO XVI.- De la dichosa muerte del Siervo de Dios.
CAPÍTULO XVII.- De las maravillas con que Nuestro Señor declaró la santidad de su Siervo después de muerto.
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13 de diciembre de 2000, dedicada a mi madre Paulina