La
Toma de Refugio y La Recepción de los Preceptos
Bhikkhu Bodh
Realizar que la situación humana impele a la
búsqueda de un refugio es una
condición necesaria para tomar refugio, pero en sí misma no es una
condición
suficiente. Para tomar refugio también debemos estar convencidos de que
existe
realmente un refugio efectivo. Pero antes de decidir sobre la existencia
de un refugio,
primero hemos de determinar por nosotros mismos qué es exactamente un
refugio.
El diccionario define ``refugio'' como un
abrigo o protección del peligro y el dolor,
una persona o lugar que da tal protección, y un recurso usado para
obtener dicha
protección. Esto coincide con la explicación de la palabra pali sarana,
que significa
“refugio” y que se ha transmitido en los comentarios pali. Los
comentarios glosan
la palabra sarana con otro término que significa ``destruir'' (himsati),
explicando
que “cuando los seres han tomado refugio, el mismo hecho de tomar
refugio
destruye, dispersa, aparta y detiene su miedo, angustia, sufrimiento y
riesgo de un
renacimiento desgraciado e impuro”.
Estas explicaciones sugieren dos
cualificaciones esenciales para un refugio:
primero, un refugio debe hallarse más allá del peligro y la aflicción.
Una persona o
cosa sujeta a peligro no es segura en sí misma y por ello no puede dar
seguridad a
los otros. Sólo lo que está más allá del miedo y del peligro puede
dar una
protección fiable. Segundo, el supuesto refugio debe ser accesible a
todos. Un
estado más allá del miedo y del peligro que sea inaccesible es
irrelevante respecto
a nuestros propósitos y por tanto no puede funcionar como refugio. Para
que algo
sirva como refugio debe ser próximo, capaz de dar protección contra el
peligro.
A partir de esta determinación abstracta
sobre las cualificaciones de un refugio
podemos volver a la pregunta concreta: ¿existe un refugio capaz de dar
protección
frente a los tres tipos de peligros señalados anteriormente; de la
ansiedad,
frustración, tristeza y aflicción de la vida presente; del riesgo de un
destino nefasto
tras la muerte y de la continuada transmigración en el samsara? La tarea
de dar una
respuesta a esta pregunta ha de tratarse con prudencia. Debemos reconocer
de inmediato
que no puede darse una respuesta objetivamente verificable ni
públicamente demostrable. La existencia de un refugio, o la especificación
de un refugio
particular, no puede probarse lógicamente ni de una manera irrefutable. Lo
máximo que se puede hacer es aducir sólidos fundamentos para creer que
ciertas
personas u objetos poseen las cualificaciones de un refugio. El resto
depende de la
fe, una aceptación surgida de la confianza, al menos hasta que este
asentimiento
inicial sea transformado en conocimiento por medio de la experiencia
directa. Pero
incluso en tal caso, la verificación permanecerá interior y personal,
siendo más bien un asunto de captación subjetiva que de una prueba lógica o
demostración
objetiva.
Desde la perspectiva del BudaDharma hay tres
refugios que en conjunto otorgan
una protección completa del peligro y la aflicción. Son el Buda, el
Dharma y la
Sangha. Los tres no son refugios separados y suficientes en sí mismos,
son más
bien miembros interrelacionados de un solo y efectivo refugio que se
divide en tres
debido a una distinción en las características y funciones de sus
miembros. Porqué
se hace necesaria dicha distinción se hará claro si consideramos el
orden en el que
se presentan los tres.
El Buda viene primero porque es una persona.
Dado que somos personas,
buscamos naturalmente a otra persona para recibir guía, inspiración y
dirección.
Cuando lo que está en juego es la liberación última, lo primero que
buscamos es
una persona que haya alcanzado la completa libertad del peligro y que
pueda guiarnos
al mismo estado de seguridad. Este es el Buda, el Iluminado, que viene
primero en la tríada debido a que es la persona que descubre, realiza y
proclama el
estado de refugio. En segundo lugar necesitamos el estado de refugio en sí
mismo,
el estado más allá del miedo y del peligro, así pues, necesitamos un
sendero que
conduzca a esta meta y también necesitamos un conjunto de enseñanzas
que nos
guíe a lo largo del sendero. Este es el Dharma, que como veremos, cuenta
con un
triple sentido. En tercer lugar, necesitamos personas que, al igual que
nosotros,
comenzaron como individuos ordinarios turbados por aflicciones, y
siguiendo la
vía enseñada por el guía alcanzaron el estado de seguridad más allá
del miedo y del
peligro. Esta es la Sangha, la comunidad de personas espirituales que han
entrado
en el sendero, realizado la meta y que pueden enseñar el sendero a
otros.
En el seno de la tríada cada miembro trabaja
en armonía con los otros dos para
hacer que los medios de liberación estén disponibles y sean efectivos.
El Buda
sirve como indicador del refugio. No es un salvador que puede otorgar la
salvación
por mediación de su persona. La salvación o liberación depende de
nosotros, de
nuestro vigor y dedicación en la práctica de la enseñanza. El Buda es
primordialmente un maestro, un expositor del sendero, que nos señala la
vía que
debemos recorrer con nuestra propia energía e inteligencia. El Dharma es
el refugio
real. Como meta de la enseñanza, el Dharma es el estado de seguridad libre
de peligro; como sendero, es el medio para llegar a la meta, y como enseñanza
verbal es el cuerpo de instrucciones que describen la vía para practicar
el sendero.
Ahora bien, para hacer efectivo el uso de los medios a nuestra disposición
necesitamos la ayuda de otros que sean familiares con el sendero.
Aquellos que
conocen el sendero constituyen la Sangha, los ayudantes en el
descubrimiento del
refugio, la unión de amigos espirituales que pueden conducirnos a
nuestro logro
del sendero.
Esta estructura triádica de los tres refugios
puede comprenderse con la ayuda de
una sencilla analogía. Si estamos enfermos y queremos recuperarnos
necesitamos
un doctor que diagnostique nuestra enfermedad y prescriba un remedio;
necesitamos medicinas que curen nuestra enfermedad y necesitamos
asistentes que
cuiden de nuestras necesidades. El doctor y los asistentes no pueden
curarnos. Lo máximo que pueden hacer por nosotros es darnos la medicina
adecuada y
asegurarse de que la tomamos. La medicina es el remedio real que restaura
nuestra
salud. Del mismo modo, cuando buscamos liberarnos del sufrimiento y la
aflicción, confiamos en el Buda como el médico que puede hallar la
causa de
nuestra enfermedad y mostrarnos la vía de sanación; confiamos en el
Dharma
como medicina que cura nuestras aflicciones y confiamos en la Sangha como
los asistentes
que nos ayudarán a tomar la medicina. Para recuperar la salud tenemos
que tomar la medicina. No podemos cruzarnos de brazos y esperar a que el
doctor
nos cure por él mismo. Igualmente, para encontrar la liberación del
sufrimiento
tenemos que practicar el Dharma, pues el Dharma es el refugio real que
conduce al
estado de liberación.