Esto
he oído. En cierta ocasión el Bienaventurado residía en Nadika en la Casa de
Ladrillo. En aquella ocasión el venerable Anuruddha, el venerable Nadiya y el
venerable Kimbila residían en el Parque de la arboleda (de los bosques de árboles
sal) de Gosinga.
Entonces,
al atardecer, el Bienaventurado se alzó tras su meditación y fue al Parque de
Gosinga. El guardián del parque vio al Bienaventurado acercarse y le dijo:
-No
entres en este parque asceta. Hay aquí tres miembros de un clan que buscan su
propio bien. No les molestes.
El
venerable Anuruddha oyó al guardián del parque hablar al Bienaventurado y le
dijo:
-Amigo
guardián del parque, no dejes fuera al Bienaventurado. Es nuestro Maestro, el
Bienaventurado, quien ha venido.
Entonces,
el venerable Anuruddha fue al venerable Nandiya y al venerable Kimbila y les
dijo:
-¡Vengan,
venerables señores, vengan! Nuestro Maestro, el Bienaventurado, ha venido.
Entonces
los tres juntos fueron a encontrarse con el Bienaventurado. Uno tomó su cuenco
y hábito externo, otro preparó un asiento y el otro fue a buscar agua para que
se lavara los pies. El Bienaventurado se sentó en el asiento que se le había
preparado y se lavó los pies. Entonces estos tres venerables señores rindieron
honores al Bienaventurado y se sentaron a un lado. Una vez sentados el
Bienaventurado les dijo:
-Anuruddha, espero que todos ustedes estén bien, espero que estén cómodos
y no tengan dificultades para conseguir la limosna de la comida. Espero,
Anuruddha, que vivan ustedes en concordia, con aprecio mutuo, sin disputar, como
se mezclan la leche y el agua, considerándose con cariño.
-Sin duda, venerable señor, vivimos en concordia, con aprecio mutuo, sin
disputar, como se mezclan la leche y el agua, considerándonos con cariño.
-Pero, Anuruddha ¿Cómo viven ustedes así?
-Venerable señor, en cuanto a eso, yo pienso así: Es una ventaja para
mi, es una gran ventaja, vivir con tales compañeros en la vida santa.
Mantengo
actos corporales de amor (metta) hacia estos venerables señores, tanto en público
como en privado; mantengo actos verbales de amor (metta) hacia ambos, tanto en público
como en privado; mantengo actos mentales de amor (metta) hacia ambos, tanto en público
como en privado. Yo considero: ¿Por qué no dejar a un lado lo que yo deseo
hacer para hacer lo que deseen estos venerables señores? Entonces dejo a un
lado lo que yo deseo hacer y hago lo que desean estos venerables señores.
Nuestros cuerpos son diferentes, venerable señor, pero nuestras mentes son una.
El
venerable Nandiya y el venerable Kimbila dijeron
lo mismo, añandiendo:
-Así, venerable señor, es como vivimos en concordia, con aprecio mutuo,
sin disputar, como se mezclan la leche y el agua, considerándonos con cariño.
-Muy bien, muy bien, Anuruddha. Espero que permanezcan ustedes
diligentes, apasionados y resueltos.
-Sin
duda, señor, permanecemos diligentes, apasionados y resueltos
-Pero
¿Cómo permanecen ustedes así?
-En
cuanto a eso, venerable señor, el primero de nosotros en volver de la aldea con
la comida de limosna, prepara los asientos, pone el agua para beber y el agua
para lavarse, y coloca el cubo de la basura en su sitio. El que de nosotros
vuelve el último come lo que queda de comida, si lo desea, y si no, la tira
donde no haya vegetación o la echa en agua en la que no haya vida. Él retira
los asientos, el agua para beber y el agua para lavarse, y barre el comedor.
Cualquiera de los tres que note que los jarros de agua para beber, para lavarse
o para las letrinas están vacíos o con poco agua, se ocupa de ellos. Si pesan
demasiado para él, llama a otro haciéndole una señal con la mano y juntando
las manos ambos lo mueven, pero por eso no entablamos conversación. Ahora bien,
cada cinco días pasamos la noche juntos sentados debatiendo sobre el Dharma. Así
es como permanecemos diligentes, apasionados y resueltos.
-Muy
bien, Anuruddha, muy bien. Pero mientras permanecen ustedes diligentes,
apasionados y resueltos así ¿Han logrado algún estado sobrehumano,
una distinción en conocimiento y visión digna de quienes son nobles,
una morada cómoda?
-¿Cómo
no, venerable señor? En cuanto a esto, venerable señor, siempre que queremos,
bien apartados de los placeres sensuales, apartados de los estado insanos,
entramos y permanecemos en el primer jhana, que está acompañado de pensamiento
aplicado y pensamiento sostenido, con éxtasis y gozo surgidos del apartamiento.
Venerable señor, este es un estado sobrehumano,
una distinción en conocimiento y visión digna de quienes son nobles,
una morada cómoda que hemos logrado permaneciendo diligentes, apasionados y
resueltos.
-Muy
bien, Anuruddha, muy bien ¿Pero hay algún otro estado sobrehumano,
otra distinción en conocimiento y visión digna de quienes son nobles,
otra morada cómoda que hayan ustedes logrado por la superación de dicha
morada, por hacer que mengüe dicha morada?
-¿Cómo
no, señor? En cuanto a esto, venerable señor, siempre que queremos, con el
acto de calmar el pensamiento aplicado y el pensamiento sostenido entramos y
permanecemos en el segundo jhana. Con el apagarse del éxtasis entramos y
permanecemos en el tercer jhana. Con el abandono del placer y del dolor,
entramos y permanecemos en el cuarto jhana. Venerable señor, este es otro otro
estado sobrehumano, otra distinción
en conocimiento y visión digna de quienes son nobles, otra morada cómoda que
hemos logrado por la superación de dicha morada, por hacer que mengüe dicha
morada.
-Muy
bien, Anuruddha, muy bien ¿Pero hay algún otro estado sobrehumano que hayan
ustedes logrado por la superación de dicha morada, por hacer que mengüe dicha
morada?
-¿Cómo
no, señor? En cuanto a esto, venerable señor, siempre que queremos, con la
superación total de la forma, con la desaparición de las percepciones del
impacto
sensorial,
con el cese de atención a la diversidad de las percepciones, conscientes de que
el espacio es infinito, entramos y permanecemos en la base del espacio infinito.
Venerable señor, este es otro estado sobrehumano que hemos logrado por la
superación de la morada que le precede, por hacer que mengüe dicha morada.
-Muy
bien, Anuruddha, muy bien ¿Pero hay algún otro estado sobrehumano que hayan
ustedes logrado por la superación de dicha morada, por hacer que mengüe dicha
morada?
-¿Cómo
no, señor? En cuanto a esto, venerable señor, siempre que queremos, por el
acto de superar completamente la base del espacio infinito, entramos y
permanecemos en la base de la consciencia infinita. Por el acto de superar
completamente la base de la consciencia infinita, conscientes de que no hay
nada, entramos y permanecemos en la base de la nada. Por el acto de superar
completamente la base de la nada, entramos y permanecemos en la base de
ni-percepción ni no-percepción. Venerable señor, este es otro estado
sobrehumano que hemos logrado por la superación de la morada que le precede,
por hacer que mengüe dicha morada.
-Muy
bien, Anuruddha, muy bien ¿Pero hay algún otro estado sobrehumano,
otra distinción en conocimiento y visión digna de quienes son nobles,
otra morada cómoda que hayan ustedes logrado por la superación de dicha
morada, por hacer que mengüe dicha morada?
-¿Cómo
no, señor? En cuanto a esto, venerable señor, siempre que queremos, por el
acto de superar completamente la base de ni-percepción ni no-percepción,
entramos y permanecemos en la cesación de percepción y sensaciones. Y nuestras
tachas son destruidas por nuestra visión dotada de sabiduría. Venerable señor,
este es otro estado sobrehumano que hemos logrado por la superación de la
morada que le precede, por hacer que mengüe dicha morada. Y, venerable señor,
nosotros no vemos ninguna morada cómoda más que sea superior o más sublime
que esta.
-Muy
bien, Anuruddha, muy bien. No hay ninguna morada cómoda más que sea superior o
más sublime que esta.
Entonces,
una vez que el Bienaventurado hubo instruido, exhortado, conmovido y animado al
venerable Anuruddha, al venerable Nandiya y al venerable Kimbila,
con palabras del Dhamma, se levantó de su asiento y partió.
Tras
haber acompañado al Bienaventurado un poco y haber vuelto de nuevo, el
venerable Nadiya y el venerable Kimbila le preguntaron al venerable Anuruddha:
-¿Hemos
hecho saber, alguna vez, al venerable Anuruddha que nosotros hayamos alcanzado
esas moradas y logros que el venerable Anuruddha, en presencia del
Bienaventurado nos atribuyó, hasta llegar a la destrucción de las tachas?
-Los
venerables señores nunca me han hecho saber que hayan alcanzado esas moradas y
logros. Aun así al abarcar con mi propia mente la mente unida de ambos
venerables, sé que han alcanzado esas moradas y logros. Además, divinidades me
han hecho saber: “Estos venerables señores han alcanzado esas moradas y esos
logros”. Luego lo declaré cuando el Bienaventurado me cuestionó
directamente.
Entonces
el espíritu Digha Parajana fue al Bienaventurado. Tras rendir honores al
Bienaventurado, se colocó de pie a un lado y dijo:
-¡Es
un beneficio para los vajjianes, venerable señor, un gran beneficio para el
pueblo vajjian que el Tathagata, realizado y completamente iluminado, more entre
ellos, así como esos miembros de un clan, el venerable Anuruddha, el venerable
Nandiya y el venerable Kimbila!
Al
oír la exclamación del espíritu Digha Parajana, los dioses de la Tierra
exclamaron:
-¡Es
un beneficio para los vajjianes, venerable señor, un gran beneficio para el
pueblo vajjian que el Tathagata, realizado y completamente iluminado, more entre
ellos, así como esos miembros de un clan, el venerable Anuruddha, el venerable
Nandiya y el venerable Kimbila!
Al
oír la exclamación de los dioses de la Tierra, los dioses del paraíso de los
Cuatro Grandes Reyes, los dioses del paraíso de los Treinta y Tres, los dioses
Yama, los dioses del paraíso Tusita, los dioses que gozan creando, los dioses
que ejercen poder sobre las creaciones ajenas, los dioses del séquito de Brahma
exclamaron:
-¡Es
un beneficio para los vajjianes, venerable señor, un gran beneficio para el
pueblo vajjian que el Tathagata, realizado y completamente iluminado, more entre
ellos, así como esos miembros de un clan, el venerable Anuruddha, el venerable
Nandiya y el venerable Kimbila!
Así
que en ese instante, en ese momento, esos venerables señores fueron conocidos
hasta en las lejanías del mundo de Brahma.
El
Bienaventurado dijo:
-¡Así
es, Digha, así es! Además, si el clan del cual partieron, dejando la casa para
ir a la mendicidad, los recuerda con el corazón lleno de fe, eso conducirá al
bienestar y a la felicidad a ese clan por mucho tiempo. Y si el séquito del
clan del cual partieron estos tres miembros de un clan, si la aldea de que
partieron, si la villa de la cual partieron, si la ciudad de la cual partieron,
si el país del cual partieron estos tres miembros del clan dejando la casa para
ir a la mendicidad los recordara con el corazón lleno de fe, eso conduciría al
bienestar y a la felicidad de ese país por mucho tiempo. Si todos los nobles
recordaran a estos tres miembros del clan con el corazón lleno de fe, eso
conduciría al bienestar y a la felicidad de los nobles por mucho tiempo. Si
todos los brahmanes, todos los mercaderes y todos los trabajadores recordaran a
esos tres miembros del clan con el corazón lleno de fe, eso conduciría al
bienestar y a la felicidad de los trabajadores por mucho tiempo. Si el mundo con
sus dioses, sus Maras y sus Brahmas, esta
generación con sus ascetas y brahmanes, sus príncipes y su gente, recordara a
estos tres miembros de un clan con el corazón lleno de fe, eso conduciría al
bienestar y la felicidad del mundo por mucho tiempo. Mira, Digha, como estos
tres miembros de un clan practican por el beneficio y la felicidad de la gente,
por compasión del mundo, para el bien, por el bienestar y la felicidad de
dioses y humanos.
Esto es lo que dijo el Bienaventurado. El espíritu Digha Parajana quedó satisfecho y deleitado por las palabras del Bienaventurado.