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CAPITULO 5

EL LAICADO ORGANIZADO

OBJETIVO: Descubrir el papel que tienen las asociaciones laicales en la Iglesia


Apostolado personal y asociado.

Los laicos como miembros vivos de la Iglesia, estamos conscientes de que tenemos una tarea tan personal que nadie puede sustituimos ni podemos delegar. El apostolado personal es obligatorio para todos y en ocasiones es el único posible.

Ningún cristiano puede cerrarse en si mismo, aislándose de la comunidad.

Nuestra comunión con Cristo exige una vida en comunión dentro de su Iglesia y de esta vida en comunión eclesial se deriva una misión también común.

La asociación y la coordinación de actividades no son simplemente una moda, sino una exigencia de nuestra vida humana y de nuestro ser eclesial.

Como seres humanos somos sociales, y asociados realizamos más eficazmente nuestros propósitos.

Como miembros de la Iglesia de Cristo, somos llamados a vivir en comunión y enviados, en común, a la evangelización del mundo.

Nuestra asociación, en cuanto cristianos, logrará complementamos para superar nuestras limitaciones personales y para conjuntar nuestras posibilidades.

Asociaciones laicales.

Por razón de nuestro bautismo, los cristianos tenemos el derecho de asociamos, para responder mejor a nuestra vocación y para cumplir mejor la misión que el Señor nos ha encomendado.

Somos libres para asociarnos de la manera más adecuada a la propia condición. Somos también libres para no pertenecer a ninguna asociación determinada.

Ninguna asociación puede adjudicarse el carácter de obligatoria. Ninguna autoridad eclesiástica puede imponer una forma única de asociarse, ni puede impedir una forma asociada, auténticamente eclesial.

De hecho, durante los últimos años, a partir del Concilio Vaticano II, se han multiplicado las asociaciones de cristianos en la Iglesia.

Su multiplicación ha generado no pocas dificultades de relación con la autoridad eclesiástica, y de convivencia y coordinación con otras asociaciones.

Consideramos que toda asociación legítima contribuye, aunque por diversos caminos, al fin general de la Iglesia.

Su diversidad la vemos como una verdadera riqueza que debemos valorar.

Diversidad de asociaciones.

  • En la variada gama de Asociaciones y Movimientos laicales, existen diferencias.
  • Mentalidad.

    Es normal que no todas las asociaciones tengan idéntica mentalidad en cuanto a una eclesiologia actualizada o preconciliar, en cuanto a su manera de ver la vida de la sociedad y sus cambios, en cuanto a la propia responsabilidad ante los problemas que hoy vive el mundo, en cuanto a la perspectiva desde donde se ve la realidad.

    Fines específicos.

    También existen diferencias en lo que se propone específicamente cada Asociación o Movimiento; ésta corresponde a una mentalidad determinada sobre las verdaderas necesidades de la sociedad y de la Iglesia. Las respuestas que ofrecen las asociaciones pueden quedarse en el ámbito exclusivamente de las necesidades personales de los asociados; pueden trascender el ámbito de lo eclesial (culto, catequesis infantil, colectas), o pueden proyectarse a las necesidades que vive la sociedad (drogadicción, corrupción, violencia, hambre, etc.) para dar una respuesta de tipo asistencial o de transformación.

    Otras diferencias.

    Las demás diferencias son de forma, de origen, de extensión, de métodos, de sexo y edad, de membresía especializada, etc.

    Criterios de eclesialidad.

    Ante la variedad de asociaciones la Exhortación Apostólica "Christi-fideles Laici" establece cinco criterios que nos ayudan a discernir cuándo una asociación de fieles es verdaderamente eclesial, desde una perspectiva de Iglesia-comunión y de Iglesia-misión.

    Los criterios deben aplicarse en su conjunto y son los siguientes:

  • 1) La importancia que se da a la vocación a la santidad que tiene todo cristiano. En éste sentido, toda Asociación o Movimiento ha de ser un verdadero instrumento de santidad, favoreciendo la unidad entre la fe y la vida de sus miembros.

    2) La responsabilidad de profesar la fe católica, Interpretada por el Magisterio Eclesiástico. Toda asociación deberá proponer auténticamente la doctrina de la fe y educar para practicarla en la vida.

    3) La comunión efectiva y convencida con los demás cristianos, con el propio párroco, nuestro obispo y el papa. Esto se traduce en una disponibilidad permanente a las enseñanzas y a las orientaciones pastorales y a la mutua colaboración con las demás asociaciones eclesiales.

    4) La participación y conformidad con el fin apostólico de la Iglesia que es la evangelización y santificación de los hombres. Conforme a éste criterio, toda asociación deberá ser apostólica y debe formar a sus miembros como apóstoles, conscientes de su misión y capaces de realizarla.

    5) El compromiso de estar activamente presente en la sociedad (en la economía, en la cultura, en la política, en la profesión, etc.) al servicio de la dignidad integral del hombre, a la luz de la doctrina social de la Iglesia.

  • Este último criterio nos debe hacer reflexionar seriamente sobre la ausencia objetiva de nuestras variadas asociaciones en el campo de la vida social.

    Una evaluación sincera de los frutos obtenidos, como sugiere la citada Exhortación Apostólica será siempre el mejor criterio global para juzgar cada una de nuestras asociaciones.

    IMPORTANTE RECORDAR:

  • Todos los bautizados deben hacer un apostolado. Las asociaciones son signo de comunión y medios para mayor eficacia

    Las asociaciones deben tener en cuenta las criterios de eclesialidad.

    Por sus frutos se conocerá la bondad de una asociación.

  • PREGUNTAS:

  • 1.- ¿Porqué es importante para el laico asociase en una agrupación apostólica?

    2.- ¿cuales son los criterios para que una asociación sea verdaderamente eclesial?
     

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