Comentario sobre nuestra vida en el Espíritu

           En nuestra carne no podemos alabar a Dios y estar en Su Presencia, ósea no podemos llegar a él. Es por eso cuando nos entregamos a Cristo nacemos de nuevo (El E.S. viene a morar en nosotros), y para testimonio nos bautizamos en agua, y decimos: «Muero para el mundo (al pecado) y vivo para Cristo». Desde ese momento somos espirituales (No espíritu), y es de esa única forma que podemos llegar y estar en la Presencia de nuestro Dios; Jesús nos dice en Juan que el Padre busca adoradores en Espíritu Y En Verdad. Sabemos que ni carne ni sangre pueden heredar el cielo. Todos lo que hemos nacido de nuevo y adoramos en la presencia de Dios en espíritu, éstos son Hijos de Dios; la cual toda nuestra adoración, consagración (santidad) = Caminar EN (“de acuerdo con”) el Espíritu, es solo la antesala de lo que viviremos en la Nueva Jerusalén eternamente, cuando nuestros cuerpos (carne) seas glorificados en cuerpos incorruptibles. Ósea que seremos Santos, y ahí es cuando viviremos en la Presencia de Dios en forma física (cuerpo glorificado).

 Se debe aclarar que mientras estemos viviendo en nuestros cuerpos naturales (corruptible) solo podemos tener acceso viviendo en el Espíritu (Ro.8:9), ósea en el ambiente espiritual, más no nuestro cuerpo; porque por medio de Jesucristo los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre (Ef. 2:18), y fuimos sellados por él (Espíritu Santo) como un anticipo que nos garantiza la herencia que Dios nos ha de dar (Ef.1:14).

   En conclusión, Dios quiere Hijos espirituales que le adoren en espíritu (de acuerdo con el E.S.) porque él es Espíritu. Amén.