29 de Noviembre 2002
Casa exclusiva del futbol americano de México, el estadio olímpico de la UNAM escuchó este 29 de Noviembre “Las Mañanitas” (11:30), cantadas por universitarios y politécnicos de varias generaciones que han actuado en el majestuoso coliseo de acero y piedra volcánica, sobre todo algunos de los que participaron en el Clásico del 29 de noviembre de 1952.
El recinto universitario fue inaugurado por el
Presidente Miguel Alemán el 20 de noviembre de ese año, con la realización de
los Juegos Deportivos Juveniles de la Revolución Mexicana, pero 9 días después
abrió sus puertas por primera vez al deporte para el que fue erigido.
Ese lejano 29 de noviembre, Pumas y Burros Blancos escenificaron una batalla memorable, sin dar ni pedir cuartel, ganada en forma dramática 20-19 por los anfitriones, con el histórico pase de Gustavo “Pato” Patiño a Juan Romero, quien llegó a su destino en espectacular carrera de casi 30 yardas, gracias también a los bloqueos de dos de sus linieros: Delmiro “Turco” Bernal y Alfonso “Desalmado” García.
El encuentro fue presenciado por más de 80 mil espectadores, que apretujados disfrutaron las emociones que sólo un Clásico de Clásicos puede ofrecer. En cambio, afuera del inmueble cerca de 20 mil espectadores, la mayoría con boleto en mano, se quedaron con los deseos de presenciar el encuentro.
Hoy, algunos jugadores de la UNAM e IPN que tomaron parte en el aquel Clásico, se dierón cita en la puerta uno del estadio que atestiguó sus hazañas, hace cinco décadas, donde se develo una placa alusiva a ese encuentro, en la que están plasmados sus nombres, así como los de sus coaches, médicos y manager.
Los sobrevivientes del primer Clásico en CU recibierón diplomas, ante un estadio vacío, mudo y sin el ambiente exclusivo de este deporte. Y posteriormente hubo una comida-baile organizada por la Hermandad Puma, en el Club de Leones de la Colonia Roma (Ures 13).
Por la noche (20:30) en el Casino Militar del Campo Marte tuvo lugar una cena-baile, organizada por Alejandro Morales, Víctor Martínez, Ricardo Strevel, Carlos Yapur y Manuel “Gallo” Vázquez, entre otras personas.
Con el micrófono en la mano leyó Jaime Martuscelli, Secretario de Servicios a la Comunidad, el texto grabado en la enorme placa, justo al pie de donde están los nombres de los protagonistas del histórico duelo: “El 29 de noviembre de 1952 se realizó por primera vez en el Estadio Olímpico Universitario el Clásico de futbol americano, con el marcador Universidad 20, Politécnico 19”.
Parado junto a él aplaudieron Federico Perico García, quien fuera el capitán de la escuadra universitaria aquél día, y Mónica Torres, Directora General de Actividades Deportivas y Recreativas. Y le siguieron los representantes de ambas escuadras que se dieron cita en el túnel 1 del estadio.
Nombres como Alfonso Desalmado García, Gustavo Pato Patiño, Héctor Bruja Sosa, Delmiro Turco Bernal, y muchos más (25) del equipo universitario; y otros tantos del Politécnico, como Evelio Fernández o el Lingote Rivera, se unieron con cerca de 200 personas más para dar un toque especial a la ceremonia.
Los protagonistas se reunieron en el escenario de sus hazañas medio siglo después. “Fue algo fuera de serie, extraordinario. A estas horas no cabía la gente en el estadio.
Algo que no volveremos a ver”, comentó visiblemente emocionado Evelio Fernández, quien tomó la palabra a nombre de la escuadra politécnica.
A partir de hoy sus nombres quedarán a un lado de la entrada de jugadores, saludando a todos aquellos que ingresen al óvalo de cemento con la intención de repetir sus hazañas.
Aunque todos estos hombres, que hoy dieron cuenta de los cambios que produce en sus figuras medio siglo de vida, dicen que será imposible, ya que ese día fue único.
Al menos así lo dejó sentir Federico García, quien tomó la palabra a nombre de los ex jugadores universitarios. “Los que tuvimos la oportunidad de participar en este memorable juego final de campeonato, y sobre todo en la inauguración del estadio, nos sentimos honrados así como orgullosos de ser universitarios.
Y ese juego, ese en particular, ha quedado grabado por siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones”. Sin embargo, no todo sus recuerdos se reducen a ese día, como lo manifestó al proseguir: “La Universidad nos dio los conocimientos y los elementos para desarrollarnos en nuestra actividad profesional, pero el futbol americanos nos forjó y nos templó como acero el espíritu para enfrentar con dignidad y valentía los obstáculos de los que está plagado el camino que todos debemos recorrer para tratar de alcanzar el éxito, pero sobre todo la felicidad”.
Por todo esto concluyó: “Mirando hacia atrás debemos estar profundamente agradecidos con nuestra Universidad, por habernos proporcionado los conocimientos, la condición física y, sobre todo, la actitud mental para enfrentarnos a los retos que la vida nos presentó y que pudimos vencer gracias a ella”. Jaime Martuscelli le respondió señalando que: “Es un honor para mí representar el rector Juan Ramón de la Fuente en este pequeño pero emotivo homenaje”.
Y aprovechó para expresar un agradecimiento público a la Hermandad Puma, que fue la que presentó el proyecto al rector, lo que finalmente permitió que se concretara.
Martuscelli se dijo maravillado por todo lo que vivieron los jugadores ese 29 de noviembre de 1952: “La tensión luego de tantas horas de espera, la presión de un estadio repleto, la emoción de un juego que se definió en los segundos finales”.
Visiblemente conmovido les dijo: “Yo se que en este momento tienen el corazón en la mano, por eso quiero decirles que estamos orgullosos de sus carreras profesionales.
Esto nos ha llevado a implementar una política agresiva para que el futbol americano se convierta en baluarte de la preparación de los estudiantes, para que también sean ciudadanos con ética, respeto y tolerancia”.
El Secretario de Servicios a la Comunidad también se dio tiempo para hacer un reconocimiento al legendario coach Roberto Tapatío Méndez, de quien indicó: “Contribuyó de manera fundamental para la disciplina deportiva, en particular el futbol americano”.
