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Pasé la madrugada despierta, "pensando pensamientos" como decimos
redundantemente. Y obviamente éstos siempre se refieren a la infancia
feliz, con dos padres bellos e inteligentes y sus trece hijos.
Una infancia
que no tuvo violencia como la de tipo político que se ensañó
en nuestra comarca del 1948 en adelante. Esa misma que hoy subsiste, con
jefes guerrilleros inmortales como Manuel Marulanda, "Tirofijo", quien
por esos años hizo violencia en Tuluá, mi pueblo; llamándose
comunista y hoy sigue esa misma corriente que ni conocerá porque
es analfabeta.
Todavía no entiendo por qué hubo más asesinatos
de liberales que de conservadores, pero el régimen lo era, con Mariano
Ospina Pérez como presidente del país.
Bueno es no pensar sino que entre los Uribe se optó por no hablar
de política y más bien irnos a pasar vacaciones en la finca,
que tenía un clima moderado.
La
muchachada montaba a caballo o nadaba en el río que la cruzaba.
Jugábamos naipes y leíamos todo lo que nos caía en
las manos. Más que finqueros mis abuelos fueron intelectuales. El
mayor orgullo es tener una grande y buena biblioteca.
Y hoy añadimos otro: el pariente lejano que es presidente de
la República. De ideas muy claras y mucho valor para defenderlas.
Tiene que cuidarse mucho para que no le suceda lo que le pasó
al tío-abuelo nuestro, el general Rafael Uribe Uribe, quien fue
asesinado en las gradas del Capitolio Nacional.
Que el Señor lo bendiga.
Leonor Uribe de Villegas
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