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El cierre de un diario , ni siquiera el semi-cierre. Pero la situación
económica mundial hará que más de uno tenga que llegar
a esa triste condición, como acaba de ocurrir con "El Espectador"
de Bogotá, que sólo circulará los domingos. Comprenderán
mi dolor y mi solidaridad, se trata de "mi" diario.
Desde 1.985, creo, empecé por segunda vez después de
mis dos años como directora nacional de Bienestar Familiar a escribir
para el Espectador.
Tengo folderes llenos de recortes de esos escritos que son pura historia
patria. Me encontré uno en que revivo la actual situación
de Carlos Lleras de la Fuente, quien es el Director Presidente de "mi"
diario desde que él fue adquirido por la poderosa compañía
de Julio Mario Santodomingo, también dueño de Avianca, otra
empresa en afugios económicos.
Colombia y Latinoamérica, en general, están viviendo
una situación similar a la de 1.930, (tenía yo 3 añitos)
pero recuerdo a mi valeroso padre, dueño de tierras y ganado, venirse
a menos con una entereza increíble. Entregó sus haberes y
se dedicó por 12 años a pagar hasta el último centavo
de sus deudas. Me parece estar viéndolo, grande y altivo contándole
a mi madre la buena nueva.
Esa que espero recibirán don Fidel Cano, en el otro mundo, como
don Gabrielito y Guillermo, sus hijos que tanto admiré y todos los
de esta noble familia antioqueña que aún viven.
Tengo al frente una notica que me escribió Juan Guillermo Cano
Busquets, a raiz de una de las muchas crisis económicas que tuvieron
con el periódico. Dice: "Este es el motivo de esta carta: dejar
primero expresa constancia de nuestro agradecimiento por la forma continua
y desinteresada como estuviste siempre dispuesta a escribir tu columna
dentro de las limitaciones y premuras de la hora de cierre de un periódico
(anoto: escribía de Cali para Bogotá). Y luego para que me
autorices a mantener tu nombre en la corta pero selecta lista de colaboradores
habituales de la sección de opinión y que participarán
en las columnas "Al revés y al derecho" de acuerdo con tu especialidad."
Bueno, 30 años de tener columna propia en El Espectador ("Parihuela"
y "Saeta" criticado el primer nombre por don Gabrielito porque era ridículo
ir en una especie de camilla en plena era del jet) es uno de mis grandes
orgullos. Que Dios ayude a los Cano por este segundo desprendimiento y
al hijo de mi admirado doctor Lleras para que, como su padre, no se deje
abatir nunca.
Leonor Uribe de Villegas
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