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Es algo más que un sacrificio en Colombia. Es estar dispuesto a
dar la vida por defender la paz, la democracia, la solidaridad, la fe en
Dios.
Si, por que si los guerrilleros, concretamente los bandidos de las
FARC llegan a mandar mensajes de muerte a dos de los grandes hombres que
tenemos en este país, el Cardenal Pedro Rubiano Sáenz y el
candidato presidencial Álvaro Uribe Vélez, ya llegamos al
punto de decirle a los colombianos honestos "apaguen y vámonos",
a las armas todos.
En estos dos baluartes, la Iglesia y la democracia, se sostiene todavía
nuestra querida patria, a la cual han hecho invivible no sólo los
hombres alzados en armas sino los malos gobiernos. Desde el que rigió
el Dr. Carlos Lleras Restrepo, poco a poco se ha hecho cierto algo que
dijo un noble político, el Dr. Darío Echandía: "¿el
poder para qué?".
Monseñor Rubiano, mi amigo desde hace muchos años, cuando
de ser el Padre Pedrito acá en Cali pasó a ser obispo de
la Diócesis, luego Arzobispo y ahora Cardenal en Bogotá,
se ha caracterizado por el valor conque defiende sus creencias no sólo
religiosas sino políticas y sociales. No lo callarán quienes
lo amenazan. Como tampoco callarán a mi lejano pariente, Álvaro
Uribe Vélez. En su campaña, audaz y valiente, llama "al pan,
pan y al vino, vino".
Es un político de ideas firmes, quien fue gobernador de su departamento,
Antioquia y congresista. Como buen "paisa" (así le decimos a los
antioqueños), es trabajador y activo y buen católico.
Aceptó un reportaje en la muy buena revista "Cambio" y habló
sobre la guerra, la paz, la economía. Ha influido mucho lo que ha
dicho para que haya ascendido en las encuestas en forma notable. Los colombianos
estamos hartos de politiquería, de ofertas incumplidas, de violencia
inacabable. Queremos mano fuerte que dirija al país dando un giro
de 180°.
Como consecuencia de su postura frente a la guerrilla ha sido amenazada
su vida. Ya les dijo que no lo callarán. A su padre lo asesinaron
hace varios años. Y a nuestro pariente común, el general
Rafael Uribe Uribe, lo mataron en las puertas del Capitolio, en Bogotá.
Que el Señor lo proteja a él, a Msr. Rubiano y a esta
vapuleada patria.
Leonor Uribe de Villegas
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