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Es una manía que se hereda, sobre todo cuando a la memoria llegan
lejanas historias familiares.
Para eso no hay como esculcar papeles amarillentos por el paso de los
tiempos. Y así me ocurrió hace poco, cuando me topé
con unos versos de un ancestro antioqueño, Ricardo Uribe Escobar,
quien escribió el "Romance de los Uribe", que transcribo
referido especialmente a nuestro presidente, Álvaro Uribe Vélez.
"Valiéndome el parentesco / de los Uribes, Amelia, / te voy
a contar un cuento / que nos pasó en Santa Elena/.
Ibamos John y Gustavo, / Eduardo, Carlos, Gabriela / casada con
otro Uribe / de la tribu rionegrera. /
Pedro, Samuel y Lucía / con sus cónyuges, etcétera,
/ y también mi linda esposa, / mi freno, mi amor y dueña.
/
Cuando al llegar a "El descanso" / por chicharrones y arepas / y
beber un aguardiente / a la entrada de la tienda, /
Se nos acercó un cachaco / que padecía de loquera,
/ y se estaba reponiendo / en el clima de la sierra; /
Nos saludó el señorito / con mucha prosopopeya / y
nos preguntó sonriendo / el nombre y la procedencia. /
Somos Uribes -le dije- / y vamos para La Ceja, / donde hay también
Uribes / para lo que se le ofrezca. /
Y el cachaco que había estado / en manicomio y en celda,
/ y sabía las locuras / que a nosotros nos inventan, /
Exclamó lleno de asombro / encaramando las cejas: / ¡Uribes!
¡Y andando sueltos / por aquí en la carretera! /
Si ahora cuento esta historia / que pasó muy verdadera /
es para honor de esta dama, / flor de nuestra parentela, /
Que luce con donosura / entre la estirpe procera / de quienes sufren
la angustia / de pensar con la cabeza. /
Don Antonio Uribe Sánchez, / regidor de nuestra aldea, /
Miguel Uribe Restrepo / que a Bolivar le dio guerra, /
Rafael Uribe Uribe, /
Lázaro, Julián, y César, /El indio y Uribe
Angel... / glorias del alma antioqueña. /
Con penachos de locura / todos dieron a su tierra / sangre y amor
y enseñanzas /de libertad y belleza.
Leonor Uribe de Villegas
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