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Si no se tiene fe y plena confianza en Dios pensaríamos que es posible
esa realidad, como lo vaticina un autor en un artículo (cuyo nombre
es raro para ser colombiano, Frank Valois de la Valle), pero no para ya
sino para abril del 2004.
Es indudable que todo ese horror que dice ocurrirá en Colombia,
si seguimos como vamos, sin gobierno fuerte que combata a una guerrilla
poderosa, y con un pueblo desarmado, asustado, que no reaccionará
más que para huir de este país.
La primera y última imagen que proyecta Valois es la del helicóptero
que despega del techo de la embajada de USA en Bogotá, llevando
al resto de ciudadanos de ese país que huyen del nuestro, junto
con algunos prominentes colombianos que hacen parte de esa evacuación.
A las puertas del edificio están las tropas del Ejército
Bolivariano, las guerrillas de las FARC y el ELN unidas, quienes ya se
habían tomado a Bogotá.
El domingo pasado hubo elecciones en Colombia. Se elegían gobernadores
de los departamentos (divisiones territoriales) alcaldes y concejales de
los municipios y diputados.
La abstención fue notoria pero todo transcurrió en paz
y la gente elegida democráticamente no inspira temor. Mientras observaba
en la TV estas elecciones desde esta casa mía, situada cerca de
los llamados Farallones de Cali, escuchaba y veía pasar helicópteros
para rescatar a 22 secuestrados que tiene el ELN en esas montañas.
Ya han muerto 3 de los que capturaron y tal vez todos están
enfermos, por eso la guerrilla los entrega a los militares, quizás
hoy (lunes 30) si lo permite el mal tiempo en la zona. Dios ha de permitir
que regresen sanos y salvos.
Entre la angustia que produce leer el apocalipsis y la realidad que
vivimos con las gentes de pueblos y caserios que huyen sin rumbo, sin trabajo,
sin comida, vivir en Colombia no es fácil. No se explica uno cómo
se pelean puestos oficiales mujeres y hombres de valor. Aman a su país,
sin duda. El AMOR, así con mayúsculas, hará el milagro
de acabar con la barbarie.
Leonor Uribe de Villegas
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