Solamente la fe en Dios nos hace resistir los sufrimientos y contradicciones de cada día, como la persistente enfermedad, el sentirnos inútiles por la invalidez. Además el encontrar tan poca voluntad de paz en unas guerrillas enfermas de ambición de poder y riqueza, y en unos dirigentes que flaquean y conceden aún más de lo que, quienes están en conversaciones de paz, exigen. No piden, exigen. Les importó nada esa demostración del pueblo colombiano, que en una cuarta parte de esa población de 36 millones marchó por las calles de pueblos y ciudades, de aquí y del exterior, pidiendo y también exigiendo la paz.
Estamos hartos, ¡Oh Señor! Perdónanos pero son muchos
años de violencia (secuestros, extorsiones, asesinatos) y nos flaquea
la fe y la paciencia se colma.
¿Si no hubiera sido por la fe que el pueblo colombiano tiene,
que habría pasado?
Lo que dijo un hombre de ese pueblo en Bogotá a quien le preguntó
un periodista de la tv:
"¿Qué opina usted de esta marcha?"
Y él contesto:
"Si no escucha la guerrilla esta voz de paz de millones de compatriotas,
si lo que quieren es guerra, estamos dispuestos todos a tomar las armas
y enfrentarlos".
Así, pues, están notificados.
El Señor nos ampare.