Octubre 26 de 1.999
 
   "QUE LA PAZ  SEA CON TODOS USTEDES"

Esta bendición de Cristo, retomada por San Francisco, se oyó por todos los rincones de Colombia el pasado 24 de Octubre de 1999. Fecha memorable para todos los colombianos que marchamos por calles, avenidas y caminos, gritándole a los violentos, "NO MAS", "QUEREMOS LA PAZ", "NO MAS VIOLENCIA", "NO MAS SECUESTROS". Así decían las pancartas, grandes y pequeñas, que todos portamos.

Al decir marchar, eso hicieron 10 o 12 millones de colombianos. Yo, pobre de mi, iba como perdidita dentro de una multitud que marchaba gritando las consignas señaladas arriba y cantando. Pero sentía un júbilo quizás mayor que el de todos aquellos que ágilmente caminaban mientras yo iba en mi silla de ruedas.

Sólo en Bogotá ví, a través de la tv, a compañeros de invalidez en sillas o con muletas. Fueron víctimas de la guerra civil, policias, soldados y ex-guerrilleros, quienes se perdonaron las mutuas agresiones y marcharon juntos. Era emotivo el espectáculo.

En las ciudades costeñas en donde la alegría se demuestra a través de bailes populares marchaban músicos y pueblo, los unos tocando sus instrumentos y la gente cantando y bailando salsa, rumba, mapalé, etc.

El marchar unidos - conocía a muy pocas personas que iban a mi lado - ha servido históricamente para lograr triunfos que no se obtienen con las armas. Ghandi fue el mejor inspirador. Así ha ocurrido en España y tantos países que apelan a la cordura de los violentos.

Coincidencialmente (¿lo sería?) hubo la reunión de representantes del gobierno y guerrilleros de las FARC en un pueblo  del departamento del Meta, llamado Uribe. Me gusta ese apellido. Espero que el espíritu del General Uribe (mi tio abuelo) ayude a estos de la Comisión Negociadora, él que supo hacer la guerra y hacer la paz. Colombia llegó ya al límite del aguante. Dios lo sabe.

 



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