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Si a uno le han dado fuertes fiebres hasta perder el conocimiento, sabrá
como es irse a un pozo sin fondo. Cuando regresa de él, vuelve la
conciencia de lo pasado conocido y aún de lo desconocido.
A estos 73 años les debo mucha acumulación de historias,
vividas o soñadas. Cuando uno dice "me fui" ya toca actuar, con
todos los recursos necesarios para "devolver" al posible muerto. Si esto
lo ha vivido en cuatro ocasiones ya se va ganando el título de "inmortal".
Pero cómo sirve no querer hablar de ciertas cosas molestas y
decir uno que con el último "coma" se le olvidaron muchos sucesos.
O por sentirse tan enfermo, como la semana pasada, por una extraña
enfermedad que se tacha de "viral" cuando no se encuentran las causas de
la fiebre.
Pero al mal tiempo, buena cara. Se está acostado uno sin muchas
ganas de leer prensa y prefiere dedicarse a construir un país nuevo,
una ciudad diferente. De pronto recuerda que el 29 de este mes de octubre
habrá elecciones para gobernadores y alcaldes, diputados a las asambleas
departamentales y concejales para todos los concejos de ciudades y pueblos.
Eso de las elecciones populares me encantaba cuando ocurrían en
nuestro pueblo natal -pequeña ciudad- y hasta cuando pude ejercer
mi derecho de ciudadanía, antes a los 21 y hoy a los 18. Ese derecho,
por ironías de este país, no nos lo vino a reconocer a las
mujeres sino el único dictador del siglo pasado, Gustavo Rojas Pinilla.
Contra cuya dictadura nos la jugamos duro las mujeres de Cali al hacer
la primera marcha contra él en mayo 3 de 1957.
Sea bienvenido este virus que me hace soñar en que suceda algo
similar pero en contra de lo civil para decir a las fuerzas armadas tómense
el poder, el general Mora está regio para acabar con las guerrillas
y paramilitares, todos secuestradores. Los civiles del gobierno, de presidente
para abajo, son unos "Juanlanas".
Soñar no cuesta nada.
Leonor Uribe de Villegas
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