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Se conmueve el corazón al leer que el 60% de la población
colombiana no tiene con qué comprar los productos y servicios básicos
de la canasta familiar. La crisis económica que afecta al mundo
es de proporciones mayores que las de 1.930.
En especial golpea al Tercer Mundo y horroriza mirar esas escenas de
la guerra en Afganistán, no sólo por la destrucción
de los bombardeos sino al ver esa pobre, paupérrima población
que huye hacia las fronteras con Pakistán y otros países.
Centenares, miles de niños llevados de las manos de los abuelos
o en el pecho de sus madres.
Agonizan todos de hambre y sed y no tienen futuro, mejor, no tienen
presente. Su mundo, siempre miserable , se acabó. Se les cierra
el paso hacia lugares menos miserables.
El mundo entero se olvidó de las enseñanzas del Señor:
"Dad y recibiréis". Cuán pocos practican la verdadera generosidad
que es darse y dar.
Cuando observamos cómo los terroristas nuestros sacan de sus
caseríos, de sus finquitas a los campesinos, quienes más
mal que bien sobreviven, por sus pequeños cultivos, sabemos que
pagarán duramente el daño que han hecho por todo el territorio
patrio. Ya internacionalmente están señalados, y vendrán
"boinas" rojas o azules, helicópteros, aviones a acabar con esta
injusticia que acá hemos soportado por cincuenta años.
Es gratificante observar a los desplazados tratando de ubicarse en
donde puedan, construyendo sus ranchitos hombro a hombro, hombres, mujeres
y niños.
¡HAMBRE! Un mal extendido por el mundo, el peor problema colombiano.
La Organización de las Naciones Unidas dice que "todos los hombres,
mujeres y niños tienen el derecho inalienable a no padecer de hambre
ni de malnutrición, a fin de desarrollarse plenamente y conservar
sus capacidades físicas y mentales".
15 millones de habitantes de este país han pasado de vivir en
la pobreza a sobrevivir en la miseria en los últimos cuatro años.
"Como cuando sobra", dice un niño que busca sobrados en los tarros
de basura. "Duermo debajo del puente o con otros niños, apretujados
por el frío en cualquier sitio en que la policía nos deje".
¡Oh Dios! Esta es la muy culta patria que representa el Presidente
Pastrana con otros sabios de la lengua, En España, mientras acá
los terroristas hacen de las suyas.
Leonor Uribe de Villegas
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