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Tan lúcidas, tan lúcidas, pero otras son borrosas por las
lágrimas que han caído al escribirlas y otras, millones ahora,
que botamos lejos, llenos de terror, porque fue el medio escogido por los
terroristas para enviar con el polvo blanco que llevan sus sobres el virus
del antrax, mortal enfermedad, para la cual hay remedio si se aplica a
tiempo.
Es el mismo antibiótico "Cipro" que he acostumbrado tomar para
otro tipo de infecciones y que hoy ha desaparecido de las droguerías
en Estados Unidos porque cundió el pánico al saber que hay
más de una docena de contagiados. Y ya no lo hay únicamente
allá , parece que a otras naciones del mundo ha llegado el sobrecogedor
correo.
Después de haber escuchado la misa por la TV, en el canal EWTN
de la Madre Angélica, a las 7 de la mañana, me siento a escribir
estas notas ya en paz conmigo misma y con mi prójimo. O sea el próximo,
que por más que esté tan lejos como en Afganistán
se que el Señor escucha nuestros ruegos para que los talibanes y
su representante más odiado, Bin Laden, el fanático mayor,
termine esta guerra que exterminará su pueblo después de
acabar con parte del mundo.
"Tentar" - enseña Santo Tomás - no es otra cosa que tantear,
poner a prueba. La tentación tiende a separarnos de Dios y es fácil
caer en ella.
Los humanos somos débiles, en especial los orgullosos como un
Hitler, un Bin Laden, quienes quieren dominar al mundo.
Son luchas no como las de David contra Goliat porque el primero, joven
, aparentemente débil, venció al gigante. Acá, los
talibanes serán vencidos así el Goliat sea el Presidente
Bush, porque hoy las cosas no son como en el Antiguo Testamento. Hoy se
unen la mayoría de las naciones del mundo para defenderse de un
loco con seguidores mas sectarios que él.
Ojalá sea pronto el fin de esta absurda guerra, como absurdas
son todas en especial las que vivimos en carne propia. Sabemos que nuestros
3 grupos terroristas la pagarán porque, así afirmen nuestras
Fuerzas Armadas que ellas solas pueden hacerlo, si necesitamos refuerzos
de soldados y equipos. Seamos humildes .
Solo en Dios reposa mi corazón. El nos traerá justicia
Leonor Uribe de Villegas
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