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...es que no soy la autora de este escrito. Soy simplemente transcriptora,
a medias, porque tampoco el espacio es tan grande como el artículo
original que consta de cinco páginas.
Es la opinión, muy válida por cierto, de un observador
de la situación actual de Colombia, quien la envía a "undisclosed-recipients".
No pongo comillas; de aquí para adelante escribe quien quiere continuar
anónimo.
La verdad es que la sociedad colombiana está completamente sitiada
por una guerrilla que empezó como reacción política
hace muchos años, pero que se ha convertido en una de las organizaciones
criminales más poderosas que ha conocido la humanidad.
La verdad es que, al contrario de que lo que pretenden mostrar ONGs
manipuladas y periodistas desorientados, el gobierno en Colombia es débil.
El ejército y la policía son incapaces de proteger la vida
de los ciudadanos porque carecen de respaldo político. Se puede
hablar contra el gobierno y contra las autoridades sin temor a represalias.
La verdad es que lo que si es muy peligroso es expresarse contra la
guerrilla. Periodistas, políticos, religiosos o ciudadanos comunes
y corrientes son sistemáticamente asesinados o secuestrados por
expresar sus opiniones en contra de la violencia guerrillera. El temor
ha llevado a casi un silencio absoluto. La guerrilla ha olvidado todo objetivo
o ética política. Algunos grupos son de izquierda y otros
de derecha. Igualmente asesinan a la población inerme.
La verdad es que Colombia no es esa republiqueta banana que quieren
ver los intelectuales europeos y académicos americanos, dominada
por 5 familias poderosas que recorren polvorientos pueblos lanzando monedas
a las multitudes hambrientas. En Colombia hay una clase media urbana fuerte
que mueve en forma importante la economía del país.
La verdad es que los guerrilleros de Colombia han sido muy hábiles
para crear confusión conceptual y reclutar idiotas útiles
en la intelectualidad internacional.
La verdad es que Colombia está siendo arrastrada a una guerra
civil y el pueblo que no quiere participar en ella emigra. Duele la impotencia
y crece el temor.
Leonor Uribe de Villegas
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