Noviembre 6 de 2.001 |
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Esos que por haber tenido la suerte de no haber sido culturizados no saben lo que hay alrededor: una declaración de muerte extendida a todos, culpables o no de que haya talibanes, musulmanes, judíos, nazis, fascistas y hasta cristianos, que se sienten únicos poseedores del saber y del poder. Añadámosle los narcoguerrilleros "made in Colombia" y el cuadro no puede ser más propicio para desequilibrios mentales, que aumentan cada día. Hoy es la angustia por lo que va a pasar, mañana es la depresión por lo que ya pasó, lo cierto es como decían las abuelas: "tenemos el Cristo de espaldas". Ese Cristo que llevó tantos hombres buenos al sacerdocio y que, al empezar a volteárseles, asi no lo admitan, comienzan a cuestionar esa religión que significó tanto para ellos y sus fieles. Lo grave es que sus propias dudas las lleven a otros haciéndoles el inmenso mal de quitarles ese apoyo espiritual y mental que es la fe. "Creo en Dios Padre, Todopoderoso"... No creo en el Papa, ni en los curas. No cumplo los sacramentos. Creo en la carne... me gustan las mujeres... tengo tiempo de desandar lo andado y enseñar una verdadera filosofía y una religión que mire más las necesidades físicas de los hombres que aquellas del alma. Pero: ¿Acaso hay alma? A qué cantidad de cuestionamientos inútiles lleva hacer públicas unas dudas, una angustia propia. Y precisamente ahora, en tiempos de guerra, cuando lo único que deseamos es la paz del espíritu, la paz del mundo. Si tienes una ser querido que está bien deprimido , aún sin una causa real medible y tratas de ayudarle a través de la fe, de la confianza en Dios, que mal recibes las públicas declaraciones de alguien que fue sacerdote por 23 años. Que Dios lo perdone y lo ayude a hallar el camino. Leonor Uribe de Villegas |
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