Vivir amenazado de muerte por nimiedades incomprensibles como no hacer ruido, no usar tacones, cubrirse de cabeza a pies y mirar a través de una rejilla, pintar de negro las ventanas para no poder ver hacia afuera, son nada al ser tratadas como esclavas.
No pueden estudiar ni trabajar; leer y escribir son delitos que pagan con latigazos. No tener acceso a hospitales, ni ser atendidas por médicos varones y a las médicas también les prohíben salir de sus casas, son otras "cositas" impuestas por el régimen talibán desde cuando tomó el poder en 1.996.
Las viudas, casi un millón, tienen que dedicarse a la mendicidad y la prostitución. Si estas pobres mujeres deciden suicidarse, antes matan a sus hijos para que no queden pasando hambre y miseria, porque son muy pocos los esposos que se solidarizan con sus cónyuges,
Nadie entiende por qué en el mundo no se preocupan por ese abuso de los talibanes y sobra ayuda para habitantes de países europeos como pasó en Kosovo.

Uno de cada cuatro niños afganos muere al nacer; los que se crían sufren de estrés traumático porque creen que van a morir en la guerra. ¿Cómo no hay entidades mundiales como la Cruz Roja que se metan de lleno a cambiar, o por lo menos aliviar esa situación?
Era conmovedor ver en la TV, a la caída de Kabul, a esas mujeres con sus caras descubiertas, en los salones de belleza cortándose el cabello y maquillándose, porque con la libertad recobraron ese derecho.
Pero admiro más el desafío de algunas de ellas creando instituciones de ayuda a las mujeres y a sus hijos, atendiendo los orfanatos que han organizado. Que el Señor de a su país una larga paz. 

Para más información, visite la página de la "Asociación Revolucionaria de las mujeres afganas" RAWA
(Revolutionary Association of the Women of Afghanistan) en:
www.rawa.org