|
Eso nos preguntamos todos en el mundo entero cuando el martes 13 se realizó
la toma de Kabul por los afganos enemigos de los talibanes. ¡Loado
sea Dios! Era emocionante ver a la población civil, sometida a la
dictadura talibán, al tener gestos como el de rasurarse la barba,
primer signo de su independencia. Bailar por las calles, escuchar música,
sentir la libertad al proceder las mujeres a despojarse del burka, hábito
que las cubría de la cabeza a los pies.
Ojalá encuentren a ese Bin Laden y sus compinches y les apliquen
la justicia que merecen. Que no alcancen a tramar más ataques a
USA. Realmente allí existe una sociedad multiétnica y son
todos los países del mundo los que sufren daño.
-----
Es esta la paz en la cual creo: En la paz de los hombres nuevos; en
la paz sin tiempo. En la paz que destruye las armas; en la paz de las bombas
de risas.
En la paz de la verdad; en la paz del ser frente al tener. En la paz
sin barrotes; en la paz de los que se abrazan y besan. En la paz de los
que perdonan y olvidan; en la paz de la solidaridad.
----
Y mientras tanto vuelven las dudas. Dicen los talibanes que abandonaron
Kabul porque no quieren una guerra civil, pero en seguida se contradicen:
están es reagrupándose. ¿Cómo es eso? O quieren
evitar matar a los suyos o los del Norte fueron superiores y los derrotaron.
Es lo mismo con el último accidente del avión de América
Airlines. Que sí fue un accidente en un barrio de la inmensa Nueva
York, afirmaron. Pero... aún no se descarta que hubiera habido un
sabotaje. ¿A quién creer?
Tampoco creemos en la paz con diálogo acá en Colombia.
Van tres años largos de puro bla, bla, bla. Y al gobierno le encanta
que lo engañen. Mientras tanto, ya ni en la paz de los sepulcros
creo.
Leonor Uribe de Villegas
|
|