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Será
el presidente de Colombia, a partir del 7 de agosto próximo.
No necesitó sino de una vuelta pues superó el 50%. ¡Loado
sea Dios! Y Él bendiga a este pueblo colombiano que salió
a votar con alegría, con valor, a pesar de las amenazas de los guerrilleros.
Nos supimos gobernados, defendidos por unas Fuerzas Armadas decididas
a todo y no temimos ir a los sitios de votación. El optimismo era
contagioso. Nunca antes fue tan alta.
Suena raro decir que el liberalismo ganó con un disidente. Tenía
que serlo Uribe porque el candidato oficial de ese partido fue Horacio
Serpa, quien obtuvo el 31.70%. Este es su segundo intento de llegar a la
Presidencia del país y ahora ya dijo que no volverá a postularse.
Somos liberales independientes, como se presentó Uribe y así
tiene que ser cuando las "maquinarias" pretenden manipularlo todo.
Ha insistido en la necesidad de buscar la mediación internacional
para reanudar el diálogo con los subversivos, sobre la base de que
abandonen el terrorismo y faciliten el cese de las hostilidades.
Equidad social y buen desarrollo económico dependen de las buenas
relaciones con la banca internacional, que tienen que revisarse al igual
que las políticas de nuestro Banco emisor.
En su gobierno, lo sabemos, primará lo social. Durante los tres
años que fue gobernador del Departamento de Antioquia, del cual
es oriundo, transformó comunidades enteras, en especial a los sitios
vecinos del Chocó, el golfo de Urabá, vecino a su vez de
Panamá. Los 110 muertos de Bojayá lo impactaron, como a todo
colombiano de bien.
Autoridad, mano firme y corazón grande son las normas que regirán
su gobierno. Sabemos que las cumplirá, con la ayuda de Dios.
Leonor Uribe de Villegas
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