|
|
|
Mayo 18 de 2.000
SEÑOR, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN
LO QUE HACEN
|
|
|
Así pidió perdón el pueblo que no participó
en la muerte de Jesucristo.
Así pedimos perdón los Colombianos a los habitantes de
este mundo que no se han contaminado con la violencia.
¿Cómo podrán saber los asesinos sanguinarios,
la guerrilla de este país, que hay un Dios que no dejará
de juzgar sus actos? ¿Quién les enseñó desde
pequeños que uno de los mandamientos dice: "no matarás"?
Cada día, casi sería mejor decir cada hora, nos conmovemos
con el último asalto a un pueblo, a un caserío, a una finca,
con saldo de muertos y secuestrados. Vivir en Colombia no es vivir, es
morir lentamente, con el corazón vuelto hilachas por el dolor, la
impotencia y la desesperanza.
La última forma de matar, escogida como víctima una pobre
señora, nos ha dejado con el "credo en los labios". ¡Qué
horror, qué sevicia, que maldad! Atar al cuello de la víctima
un collar con dinamita, adicionándole un detonador, es algo inconcebible
para quien aún cree en Dios y espera en Jesucristo. Es un acto demencial
como todos los que comete la guerrilla, pero es algo más: es diabólico.
Sólo el diablo puede inspirar un asesinato así. Con el
agravante de que mientras se habla de comisiones de paz, con presencia
internacional, se inventan collares-bombas para matar más sofisticadamente
a mujeres indefensas, como esta señora Elvira Cortés de Pachón.
Su martirio, el dolor de su esposo y el de su familia hagan que el
Señor Todopoderoso bendiga a este desdichado país, tan mal
gobernado por ambos partidos y que ha perdido la esperanza de un cambio
radical. Sólo quizás lo lograremos con las milicias celestiales.
Leonor Uribe de Villegas
|
|
|
Envíe
líbremente sus comentarios al e-mail:
[email protected]
|
Perfil
| Artículos | Comentarios
|
|
|
|