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Esto me pregunto hoy al levantarme: ¿Qué espera Dios de mi?
El conoce mejor que nadie mis limitaciones físicas, mi parálisis
de piernas, pero también sabe que me dejó una mente para
pensar y un corazón para amar.
El nos llama a través de las incidencias de cada día:
hoy te sentirás llena de ánimo, de fuerza u hoy te molestará
esa neuropatía un poco más que de costumbre.
La semana pasada la escogió para llevarse a su seno dos tías
y una cuñada. Por esperadas que sean las muertes de los familiares
son penosas y además nos recuerdan: ¿qué tan próxima
está la tuya?
Dios nos llama también a través de los grandes conflictos
que se tienen en un país en guerra civil, peores unos días.
Nos conmueven los asesinatos y secuestros, los niños prostituidos
y convertidos en guerrilleros desde los 8 ó 10 años. La fe
nos ayuda a tratar de comprender esos incomprensibles conflictos para tratar
de santificarnos nosotros y pedirlo a los demás al santificar esas
realidades haciéndolas más humanas, si acaso es posible.
En el día de hoy - mayo 14- se celebra la fiesta de San Matías
quien fue escogido por los discípulos del Señor para completar
los 12 que fueron hasta la traición de Judas. Como todos ellos murió
mártir y sus restos están en Treveris, Alemania, llevados
allá por solicitud de Santa Elena. De él, como de otros discípulos
de Jesús, sabemos poco. Pero están Pedro, Pablo (quien propiamente
no fue discípulo) Juan, Mateo, Marcos, Lucas (los 4 evangelistas),
etc.
Qué bueno es levantarse y no encontrarse desubicada: ¿quién
soy?; ¿qué hago yo aquí? Porque ya al abrir los ojos
buscamos las imágenes que nos rodean, celestiales, terrenales: el
Señor y la Virgen, las fotos de las hijas y los nietos. Levantarse
temprano y saber que por la emisora de la madre Angélica, por EWTN,
a las 7 en punto comienza la misa que dura hasta las 8:00 am.
Conocemos bien a los sacerdotes franciscanos, comunidad con la cual
nos educamos: están los padres Francisco, Antonio, José,
Agustín y los invitados que suelen llegar.
Con frecuencia nos manda un mensaje nuestro amigo y compatriota el
Cardenal Pedro Rubiano. Dios bendiga a esta monjita y su comunidad y la
de los padres. Si supieran cuánto bien nos hacen.
Leonor Uribe de Villegas
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