Marzo 7 del 2.000 |
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Cuánto más se resiste uno aceptar los fracasos, propios o comunes, caeremos en un estado de beligerancia. No es bueno hacernos tal resistencia mental que nos puede llevar a una angustia más dañina que los mismos episodios trágicos que observamos y padecemos. La paz en el corazón nos evitará tener deseos de venganza, odio , a todos esos que secuestran, matan, violan. Si pudiéramos comprender no sería necesario perdonar. Oremos para no luchar infructuosamente contra aquello que no podemos cambiar y pidamos a Dios la sabiduría para conocer la diferencia con lo que puede cambiarse. ¿Cómo decir a las gentes ámense unos a otros si el medio en que se vive está lleno de odio? Una de las cosas más difíciles de perdonar es la calumnia. Sabemos que va a ocurrir y le pedimos a Dios que nos libre del enemigo que va a hacernos tanto daño injustamente. El padre conducirá todo con mano suave y amorosa. Aceptemos con paz el hecho de querer ser humildes. Acepto con paz la ley de la vida, de la ancianidad y de la muerte. Si le decimos al Padre, "lo acepto todo" nuestra vida se volverá un remanso de paz y valdrá la pena vivirla. Perdón y amor son los ejemplos que nos dejó Jesucristo. Por eso perdonó las faltas de sus mismos discípulos y disculpó a sus escogidos aún cuando se durmieron cuando Judas llegó a entregarlo. Para todos nosotros llegó la hora de decir ¡basta ya! Unos por acción y otros por omisión hemos dejado que el más bello país haya caído en ese foso en que está ahora. Me cuesta perdonar a los responsables del caos de Colombia. Pero quiero tener paz, queremos todas las personas de bien que la haya. Empecemos una cruzada nacional para obtenerla. Esta nota resume lo escuchado al Padre Ignacio Larrañaga en un casete. Leonor Uribe de Villegas
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