Marzo 20 de 2.001
EJEMPLOS QUE NOS DAN ESPERANZA

Los leí en un diario, "El Espectador" de Bogotá y en un e-mail que me enviaron amigos desde Washington. Se trata de los trabajos que realizan humildes hombres colombianos, cada uno en su área.
Don Vicente, vendedor de esperanza, tiene un oficio que no deja a sus 32 años: Trasiega días enteros por los ríos colombianos que atraviesan los departamentos de Guaviare, Vichada, Guainía, limítrofes con Venezuela, llevando comida, víveres y esperanza a los ribereños. Sin don Vicente, en especial durante la violencia que existe en esos lugares, pasarían hambre.
Cada dos meses hace esas travesías en su barquichuelo "el Vikingo", en donde se embarcan mujer e hijos.
Vicente Molano Villa revisa todo, enciende el motor y se lanza por el río Guaviare. Una aventura de 25 días que termina en Puerto Inírida (Guainía). Acepta que cualquier cosa puede pasar porque siempre los paran las guerrillas, los "primos" (paramiliatares) y de pronto un avión de cualquier delincuente. Tiene, obligadamente, que darles hasta el 35% de su producido. Cualquiera se descorazonaría, pero él no se lo permite. Tiene una obligación moral con todas esas gentes que morirían de hambre sin la comida que él les lleva.
Dios lo bendiga y el gobierno premie a este excepcional colombiano que nos enorgullece.
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Mi otro personaje es Floro Alberto Tunubalá, gobernador del departamento del Cauca, del cual formó parte nuestro Valle y tiene por Capital una vieja y muy bella ciudad, Popayán.
En esa zona se encontraban muchas tribus indígenas antes de la llegada de los españoles. Siguen vistiendo los originales "anacos" que son faldas a media pierna, ruanas pequeñas, sombreros de ala corta y botas.
Floro ocupa la primera posición del departamento , no está casado con indígena. Ha sido congresista, ha estudiado diferentes disciplinas acá y en Méjico y ganó por mayor votación popular. En un tiempo vistió como civil pero ahora volvió a su vestimenta tribal. Así lo veo retratado con varios popayanejos en Washington.
Ha ido a pedir al gobierno de USA que, por favor, suspendan la fumigación aérea con glifosato, que mata los otros cultivos diferentes a coca, marihuana y amapola. Son 7 mil hectáreas que serán fumigadas porque así dice la Policía Antinarcóticos de acá.
Hay que escuchar la experiencia y el clamor de los indígenas. Respetar a personas como Tunubalá, cansadas de que los traten mal por los siglos de los siglos. 

Leonor Uribe de Villegas
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"Hay que escuchar la experiencia y el clamor de los indígenas"
 
 
 
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