|
Una colombiana que afirma esto, es un ser que ha llegado al límite
de la angustia al contar, día tras día, miles o centenares,
o veintenas de compatriotas asesinados violentamente por los mal llamados
"guerrilleros", simples asesinos que gozan de la impunidad reinante.
Estre mis corresponsales está un extraño amigo, argentino
él, pero residente en la isla de Balí, en Indonesia, a donde
se autoexilió desde el golpe de los generales en su país.
Le tocó vivir también la violencia tenebrosa de esa época.
Nos pide a sus corresponsales que nos unamos en una campaña
mundial que diga NO a la pena de muerte. A la hecha por subversivas manos
y a aquella que existe en ciertos países o en algunos de sus estados,
tal el de Texas en Estados Unidos.
Leyes tan severas como la de la pena de muerte son abominables, no
son prueba de fortaleza sino de debilidad.
Nada fue más repugnante en días pasados que la aplicación
de la pena de muerte a una señora, en Texas, el estado donde el
gobernador es el nada atractivo hijo del presidente Bush, godo, retrógrado
y ex-drogadicto. Inyecciones letales le pusieron a pesar de su petición
y la de muchos ciudadanos, de que la dejaran vivir, así fuera presa
de por vida.
No atendió el joven ese ninguna solicitud. Mal futuro para USA
será el triunfo de ese Bush. El y los de su partido se han caracterizado
por odiar a Colombia.
Lástima grande que Fidel Castro insista en dejar la pena de
muerte en su país.
"No matarás" nos dijo Dios en su quinto mandamiento. Millones
son indignos de llamarse hijos suyos, pero lo son, y sólo El podrá
disponer la muerte que se merece cada cual.
Se lamenta Roberto Lazcano sobre la futura muerte, en Texas, de un
compatriota suyo a quien no conoce, Víctor Hugo Saldaño.
El 18 de abril lo ejecutarán y ténganlo por seguro que Bush
lo ordenará.
Leonor Uribe de Villegas
|
|