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Larga palabra para describir lo que está pasando en nuestros países,
en especial en esta América que habla español y confiesa
a Jesucristo.
Se nos deshace la patria entre las manos y no nos damos cuenta de ello
sino los que no tenemos mando alguno. Lo dijo hace muchos años el
ex-presidente Alfonso López Michelsen y se burlaron de él.
El pasado domingo 11, en "El Tiempo" de Bogotá vuelve a insistir
en la necesidad de reconstruir a Colombia. "Este es un país que
carece de instituciones, acatadas y respetadas por la ciudadanía",
escribe .
Yo pienso que antes por el contrario le sobran instituciones que no
hacen sino acrecentar una burocracia inepta que se consume la casi totalidad
de los ingresos.
Dice López que "nadie cree en el gobierno, ni en las Fuerzas
Armadas, ni en la imparcialidad de la justicia, ni en la honorabilidad
de los funcionarios públicos".
Eso es cierto, como tampoco creemos en la honorabilidad de congresistas,
diputados, concejales, elegidos por un voto popular manipulado.
Todo eso necesita "borrón y cuenta nueva" pero no hay un pueblo
capaz de cambiar toda esta desinstitucionalización.
Me he sorprendido yo misma al escribir lo anterior porque nunca, en
la carrera política del ex-presidente López él pudo
gustarme. Ha sido un jefe acatado o controvertido por quienes pertenecen
a su partido, el Liberal. No hubo empatía entre los dos.
Cuando él fundó el MRL (Movimiento Revolucionario Liberal)
era de extrema izquierda. Hijo de un presidente de igual nombre, rico y
de alta posición social, poco creí en sus propuestas algo
demagógicas. El no creían que fueran necesarias políticas
demográficas porque acá no sobraba pueblo sino que faltaban
oportunidades para los pobres.
"Mi querida demógrafa", me llamó con sorna, en una reunión
en que estuvimos juntos aquí en Cali. Yo si creía que era
necesario bajar tasas de natalidad que en esta ciudad estuvieron, por los
años 50 en un 10%, entre natalidad y migración, para poder
ofrecer más trabajo. La naturaleza obra sola.
Cuarenta años de conflictos sociales nos han ido destruyendo
y él a los 80 y pico y yo a los 70 y pico, miramos con horror a
donde iremos a parar.
Leonor Uribe de Villegas
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