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Es la pregunta que hace el jesuita Padre Alfonso Llano Escobar en su artículo
publicado en "el Tiempo" de Bogotá, el pasado domingo 9 de marzo.
"El dolor se apoderó de Colombia" lo titula, y con razón,
porque día tras día las tragedias ocurridas en cualquier
ciudad o caserío, o en despoblado, nos sacuden en cuerpo y alma.
Apelo a voluntarios que se hagan cargo del dolor de nuestros hermanos.
En una de las últimas tragedias, ocurrida en el club "El Nogal",
nos conmovieron los que ayudaron a la policía y soldados a rescatar
a algunos heridos y quemados y a otros ya cadáveres.
Y sigue el Padre Llano: "Para Teilhard de Chardin, el genio que supo
conjugar ciencia y fe, la piedra ‘sufre' cuando el cantero la trabaja;
el árbol ‘llora' con el hacha. Pero tales dolores no son comparables
con los que soporta el ser humano".
El desmoronamiento del propio ser es el peor de los males que le pueden
ocurrir al ser humano, según Teilhard. Ese que vivimos -que vivo-
con el transcurso de los años.
El mayor dolor es observar cada día cómo envejecemos.
Pero el deterioro físico no es tan grave como el mental.
Dice el P. Llano que "ante todo Teilhard vive su propio dolor a la luz
del Evangelio, a saber, en la fe de la actitud de Jesús frente al
Mal, entendiendo por tal, toda clase de adversidad, física, toda
clase de dolor que se presenta en el camino de la existencia propia y de
mi hermano, y persiste a pesar de todo el esfuerzo para evitarlo".
Señor: te ofrezco esta neuropatía y esta artritis reumatoidea
y los dolores que me acosan por la salud de mi hermana gemela que sufre
otros tantos. Amén.
Leonor Uribe de Villegas
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