Junio 7 de 2.001 |
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Con su escandalosa riqueza no pudo comprarles el amor para la mujer que él amaba. Eso sucede hoy, como ayer, siempre. Nosotros, los colombianos, pocas ilusiones tenemos de que suceda algo que nos cambie el pesimismo habitual. Ayer, como cosa rara, ocurrieron dos hechos que nos hicieron olvidar, por un rato, la violencia, la desocupación, la pobreza. El mejor fue la devolución de cuatro militares que estaban secuestrados por las guerrillas de las FARC y habían sido llevados a la zona del Caguán que se les entregó como sitio de distensión de la guerra y los bandoleros lo convirtieron en cuevas, en donde esconden a los militares presos y a los capturados con fines extorsivos. A los más de 400 policías y soldados que tienen presos, tras barricadas de alambre de púas, les dan un tratamiento atroz. Cómo no alegrarnos al ver que los van a ir dejando libres, poco a poco. Pero es tal el cinismo de esa guerrilla que dicen, frente a micrófonos, que esa actitud de ahora no significa que renunciarán a seguir secuestrando porque es con ese dinero de los rescates con el cual pagan su lucha. Les cabe perfectamente el dicho: "A Dios rogando y con el mazo dando". Este pueblo es el mayor aficionado al fútbol en el mundo. Sí, ayer fue un buen día para quienes creen en guerrilleros de buena fe y en el posible campeonato mundial de ese deporte. Hasta el presidente Pastrana se fue al Paraguay, con gran comitiva, a pedir el derecho de jugar la Copa América de fútbol en este país, tan mal gobernado. Bueno, que el Señor nos de la paz y breves consuelos cuando ya desfallecemos; ya con eso tenemos mucho que agradecerle. Leonor Uribe de Villegas
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