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Han salido los estudiantes a sus vacaciones de verano; dicen ufanos: "las
largas".
Con qué entusiasmo se reciben y cuántos programas se
tienen por realizar. Pero tres meses son, realmente, mucho tiempo.
Cuánto se desea el último mes, que terminen pronto para
regresar al colegio a encontrarse con los amigos que no han vuelto a verse.
Ya en la curva de los setenta recuerda uno mucho su infancia . Y obviamente,
esas vacaciones de la familia "Castañeda", nombre que se daba a
las familias numerosas, como era nuestro caso: padres y trece hijos, de
ellos sólo tres hombres y las diez mujeres, orgullo del papá,
en especial las gemelas idénticas.
Tocaba salir del pueblo en los veranos hacia el clima mas propicio
de las montañas en donde se tenía la finca. En la pura niñez
tocaba ir a caballo. ¡Qué espectáculo! Eramos
mas de 25 personas, con los peones que cuidaban a los más pequeños
más el servicio doméstico. El viaje era largo pero muy ameno
entre lomas y ríos. Además, segurísimo. No había
guerrilla ni secuestradores. El Valle del Cauca tiene uno de los paisajes
mas bellos de Colombia. "Verde, que te quiero verde"... Ya después
hubo carretera y a "Belén" (como se llamaba la finca ) sembrada
de café, caña de azúcar, y con vacas de ordeño,
llegábamos hasta la punta de la loma más alta en donde se
dejaba la limosina, porque todavía no había carretera ni
existía el puente para pasar el río.
Las idas a bañarnos en él y a preparar las comitivas
(hacer comidas sobre el fuego) las salidas a caballo hacia caseríos
vecinos , todo eso constituían nuestros programas.
Cómo comparo toda esa sencillez bucólica con las vacaciones
de ahora, las esperas en los aeropuertos , las largas colas para ver los
espectáculos en Disney World, la maquinización de todo.
Y si se tiene más dinero se cruza el "charco " (el océano)
más tiempo y se va uno a abrir los ojos ante las bellezas de los
museos en las ciudades europeas. Gracias a Dios antes, cuando estuve sana,
hice un poco de todo eso .Pero añorar, añorar, hoy añoro
a Belén y a mis padres y hermanos que no están ya en este
mundo.
Leonor Uribe de Villegas
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