Junio 11 de 2.002 
MISERIAS VS. CARIDAD

Para enfrentar a las primeras, tan extendidas por el mundo, tenemos las virtudes teologales pero, por sobre todo, la misericordia divina.
La misericordia de Dios es infinita, eterna y universal. Supone haber cumplido previamente con la justicia. Cuando se vive en un mundo en donde reinan las guerras, la lucha por el poder, el terrorismo, tenemos que volver los ojos a Dios constantemente para decirle:
"Ten piedad de nosotros, ten piedad de Colombia y de todas las naciones en guerra".
San Pablo llama a Dios "Padre de las misericordias", designando su infinita compasión por los hombres, a quienes ama entrañablemente.
La Sagrada Escritura nos enseña en diversas formas, que el Señor es eternamente misericordioso y su piedad no tiene fin.
Manso y humilde de corazón, brinda alivio y descanso a todos los atribulados. Está siempre cercano al hombre, en especial del que sufre.
Todavía tenemos viva la imagen de esa iglesita de Bojayá, en el Chocó, con todos los habitantes del pueblito refugiados en ella buscando la protección de Dios, pero pudo más la maldad de los hombres, guerrilleros asesinos, quienes fueron capaces de tirar una bomba y acabaron con la construcción y quienes estaban dentro.
Por ellos rezamos diariamente y estamos seguros de que Jesús los llevó directamente al cielo.
Pero Él también ha permitido que las guerrillas sigan merodeando por allá y otros muchos lugares de Colombia, dejando a su paso, cual Atilas, destrucción y muerte.
Dice San Mateo que "con la medida que midiereis, serás medido". Eso es justicia equitativa. Esperemos que, con el nuevo gobierno, se aplique más y más cada día.
Leonor Uribe de Villegas
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"Ten piedad de nosotros, ten piedad de Colombia y de todas las naciones en guerra"
 
 
 
 
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