serán distintos después de haber tenido la fortuna de escuchar
al Papa Juan Pablo II en su alocución a ellos en Toronto, Canadá.
Les
dijo que aún viejo y cansado está con ellos en todo momento.
Vimos por la TV la ceremonia en ese inmenso parque, que amaneció
con fuerte lluvia y viento y después salió un sol esplendoroso.
Dos horas largas y nadie se movió. Así fue en el mundo
entero.
Un anciano a quien le tiemblan las manos conmueve con su fe a todos,
creyentes o no. Es una fe traducida en fortaleza y cuántos millones
de seres humanos necesitamos ese ejemplo.
En especial
quienes como él difícilmente podemos caminar, por una u otra
causa. Y así lleva ese ejemplo a Guatemala en donde canonizará
al Hno. Pedro de Betancourt. Es la tercera vez que va a ese país
y allí estará el de día de hoy para seguir mañana
a Méjico, su quinto viaje a donde los "manitos".
Canonizará al indio Juan Diego a quien se le apareció
la Virgen de Guadalupe en el siglo XVI. Es la patrona de ese país.
Mucho se ha discutido esa canonización pero son los milagros, por
millones, los que ha hecho y el papa está seguro de la santidad
del indiecito.
Que el Señor lo bendiga y le permita regresar a Roma sano y salvo.
*Fotografías tomadas de ACI
Digital, El portal Católico.
Leonor Uribe de Villegas
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