Julio 22 de 199
 
RECORDAR ES VIVIR

Me puse a repasar vieja correspondencia y me llené de "saudade" como definen los portugueses la nostalgia.

Amigos, parientes, desconocidos lectores de mis columnas en "El Espectador", de Bogotá, me enviaron sus cartas ya para felicitarme o saludarme, y otras para lamentarse conmigo por algo funesto.

Leo una larga nota de un señor que residía en Girardot en donde me transcribe esto tan cierto: ¡"Dichoso el árbol que es apenas sensitivo y más la piedra dura porque ella ya no siente"! que no hay dolor más grande que el dolor de estar vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente"!

Y mi corresponsal se pregunta: "¿Será que se acabó la sensibilidad humana, el respeto por los semejantes, la nobleza de las razas, ya sean negras, blancas o cobrizas? ¿Qué se hizo la responsabilidad de los hombres? Si en cada ser dizque hay una chispa divina por qué no se mostrará en esos seres que a diario están matando sin compasión a sus semejantes, que son sus mismos hermanos?"

Este interrogante que se hacía mi corresponsal en julio de 1985 es el mismo que nos hacemos los colombianos de bien desde hace tantísimos años. ¿Hasta cuándo más asesinatos, más secuestros, más dinamita y pipetas de gas, más atemorización a una población indefensa? ¿Cuándo será que el Señor mete su mano poderosa (utilizando como instrumento a quien sea) para poner fin a esta guerra?

¿Cómo podrá vivir el optimismo ante estas dolorosas circunstancias, si no tuviéramos fe? Quien  mutila los dones naturales dados por Dios en donde el amor es el primero, difícilmente ganará la vida eterna. ¿Si pensarán ellos en que están perdiendo sus almas? Chi lo sa?

Hosted by www.Geocities.ws

1