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A las personas nos nace, de pronto, un nacionalismo que no creíamos
tener. Y el nuestro brotó a raíz de la oposición hecha,
sobre todo por los argentinos , a la realización, durante este mes,
de esos juegos netamente americanos. Con la excepción de U.S.A.
todos tenían el compromiso, hasta Canadá .
Pero en la reunión de Buenos Aires para decidir la fecha la
tal federación aplazó los juegos porque venir a Colombia
sería un riesgo que los jugadores no deben correr. Esto cuando previamente
había ido el presidente Pastrana y le habían entregado la
dichosa copa para que, ufano, la exhibieran por el país como el
triunfo personal del mandatario.
A los pocos días se reunieron los señores y dijeron que
se hicieran en enero del 2.002 y aceptaron finalmente que no podían
afectar a Colombia después de las grandes inversiones que se habían
hecho. Entonces, tocó arreglar lo que se desarregló y agacharle
la cabeza a argentinos y canadienses que no vinieron de todas maneras.
Gracias a Dios no somos políticos y no nos toca aceptar sonrientes
toda esa farsa. El pueblo se puso furioso - yo entre ellos - porque si
unos pocos miles de bandidos a quienes no consideramos dignos de ser compatriotas,
se dedicaron a acabar con la paz , 40 millones de colombianos los rechazamos
abiertamente.
Ellos mismos se han portado bien. Ningún extranjero ha sido
molestado. Los jugadores que están acá, en Cali, hablan de
la simpatía y colaboración recibida de los caleños.
Igual en Medellín y Barranquilla, las tres primeras ciudades escogidas
para iniciar los juegos.
En mi juventud fui "hincha " del Deportivo Cal i- ¡ Qué
lejos están esos tiempos ! - pero ya en la madurez y más
en la vejez, no se está para esos trotes, como decimos acá.
Pero ahora, con la paz y respeto que ha habido y con el nacionalismo
que nos hizo surgir la actitud de los argentinos, no me pierdo partido.
Y hoy amanezco feliz al leer que Colombia tiene un rendimiento del 100%
en la Copa, o sea que ganó 9 puntos de 9 que ha jugado y se clasificó
primero en el grupo A . ¡ Loado sea Dios !
Leonor Uribe de Villegas
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