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¡Bella palabra tan olvidada! Ya no existe entre los hombres, quienes
se olvidaron de ella por causa de la violencia que se enseñorea
en tantos países.
Recuerdo un ejemplo que escribí hace varios años. Obviamente
fueron los chinos quienes me dieron esa lección. Los pobres campesinos
veían día a día, como el arroz que sembraban se lo
comían los pájaros.
Esto no les bastaba. A pleno sol sudaban para lograr el fruto de su
trabajo que los pájaros ladrones se llevaban. No sólo se
contentaban con ello sino que se tomaban el sudor de la frente del campesino
para pasar la sed.
Hasta que un día, unidos todos, resolvieron no sembrar más
arroz y esconderse para no sudar ante los pájaros. Estos murieron
y el pueblo recobró su libertad, junto con la solidaridad que habían
perdido.
¿Conocíamos los colombianos el triunfo de la unidad de
los buenos contra los depredadores que tratan de acabar con el país?
Sólo la solidaridad podrá servirnos. Tenemos una muestra
reciente, aquí cerca de Cali, en el municipio de Toribío,
en el departamento del Cauca, el pueblo entero salió en defensa
de 18 policías a quienes, durante 72 horas, acosaron guerrilleros
de las FARC, disparándoles y tirándoles bombas. Destruyeron
el puesto de policía, la iglesia, los bancos, casitas de los pobladores.
Hombres y mujeres salieron con armas improvisadas cuando ya la guerrilla
se los llevaba y se los quitaron. Huyeron los bandoleros, y como sería
su valor y coraje que el jefe dijo que se admiraba por lo "berracos" (excusen
la palabra) que eran en ese pueblo. Solidaridad es la palabra.
Leonor Uribe de Villegas
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