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Son varios en Latinoamérica, pero en especial se conocen como
tales Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. En el primero quienes más
se han lucrado de ese sucio negocio son los guerrilleros, pero no se sacian
y tienen otra fuente de ingresos con los secuestros.
Donde el PNB (Producto Nacional Bruto) se debe a la explotación
de la coca, es Bolivia. Tiene poca área apta para otros cultivos.
Su población está, en su mayoría, compuesta por indígenas,
explotados por los narcotraficantes.
En "La Revista" del diario "El Espectador" de Bogotá, hay un
amplio reportaje que le hace Francisco Thoumi (autor del libro "Economía
Política y Narcotráfico", publicado por el CINEP) a Elvio
Morales, el dirigente boliviano que está con posibilidades de ganar
la presidencia de su país, aunque su contendor va de primero, Gonzalo
Sánchez de Lozada.
Como buen indígena cuenta con el apoyo de los indios. Varios
planes se han llevado a cabo durante estos últimos 20 años
para acabar con la coca, sin contar con el apoyo de los cocaleros para
someterse a una erradicación forzada de los cultivos. Francisco
Thoumi explica que allá respetan mucho la vida de los campesinos
y para ellos fue una gran tragedia nacional la muerte de cinco de ellos
"porque allá, a diferencia de Colombia, la vida vale".
Los narcotraficantes si no obtienen coca en Bolivia la compran en el
Perú, saben que el Poder Ejecutivo los defiende, porque muchos de
ellos llevan corbata y cuello blanco.
La pregunta es: ¿quién puede dejar de cultivar coca cuando
antes de la erradicación forzosa se vendía la carga, que
eran 100 libras, secada y empaquetada, por 200 o 250 bolivianos y ahora
se paga a 200 dólares?
Que Dios bendiga a estos países de América
Leonor Uribe de Villegas
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