Esas
descubre uno leyendo revistas colombianas como "La Revista" de "El Espectador".
Hacía mucho tiempo no veía a mi viejo amigo Otto Morales
Benítez -quizás un poco más viejito que yo- pero a
quien leí en atento diálogo con un joven periodista llamado
José Manuel Acevedo. Este muchacho dice: "Los jóvenes estamos
pagando los platos rotos de una generación irresponsable. Lo vimos
en Iraq y lo vemos en nuestro conflicto. El insumo permanente del combate
armado son los jóvenes".
Es cierto que las nuevas generaciones tienen mayor espacio para exponer
sus ideas, como afirma Acevedo. Pero no es menos cierto que los viejos
tenían mucha libertad y espacio para escribir sus libros. ¿Cuántos
ha escrito Otto por ejemplo? Yo tengo muchos de él pero afirma que
tiene 85, 25 de ellos inéditos. Dificilmente se puede encontrar
un escritor más prolífico que él.
Otto es una persona que sabe escuchar, lo digo yo cuando en años
pasados viví en Bogotá o lo vi en sus habituales venidas
a Cali. Era gran amigo de mi familia.
José Manuel le reconoce esa virtud y habla de lo difícil
que es mantener un diálogo intergeneracional, sobre todo cuando
los viejos son prejuiciados y generalizan al calificar a los jóvenes
como drogadictos, mechudos irresponsables, que toman trago y a quienes
no les importa que digan que los colombianos somos malos por naturaleza.
Otto confirma que ese es "un cliché mental de gente retardataria".
El nos anima al afirmar que en cada región del país se están
formando generaciones admirables, hombres de estudio y trabajo que enfrentan
las dificultades del día sin cobardía. Es cierto. Tenemos
derecho a ser más optimistas.
Leonor Uribe de Villegas
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